Capítulo 3: Bagels con queso

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—Que no— dije de nuevo por el teléfono

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—Que no— dije de nuevo por el teléfono. —Regresaré mañana a Miami. No necesito quedarme un día más. Debo ponerme al día con mi trabajo fuera de este proyecto. Mi propuesta con la gastronomía puede esperar un poco.

—¿Estás segura, Mía?— volvió a preguntar.

—Sí. Más que disfrutar este proceso, lo único que estoy haciendo en comenzar a odiarlo. Y no quiero llegar a ese punto. Tú sabes lo que me apasiona eso, Brianna.

—Vale— susurró. —Coordinaré todo entonces. ¿Qué harás?

—Iré a reunirme con los organizadores de la gala en el hotel este año.

—Okay. ¿Y después?

—Después te relajarás. Yo veré si visito a mi familia o me quedo en el hotel. Tranquila.

Escuché su risa. —Vale.

Me levanté de la cama sin prisas. Mi encuentro con los organizadores del evento eran en aproximadamente dos horas. Acababa de pedir el desayuno. Había avisado que debían enviarlo caliente en media hora.

Me apetecían un par de sándwiches hechos con bagels. Con queso y huevo.

La boca se me hacía agua.

Salí de ducharme directo a ponerme un vestido negro y sobre él, un blazer oversize de color gris que iría Perfecto con un par de tacones simples.

La puerta sonó y casi bailaba de la anticipación.

Lo que obtuve no fue lo que esperaba.

—Pedí bagels— dije frunciendo el ceño.

—Y yo te los hice, mira— me mostró la pantalla de su celular. Una foto de mis bagels estaban ahí, haciéndose.

Fruncí más el ceño.

—¿Qué haces aquí?— le pregunté. Absolutamente no lo conocía. No entendía para nada su presencia en la puerta de mi habitación. —¿Por qué mi comida no está aquí?

Levantó las cejas. —Bueno, eso es cuestionable.

Abrí los ojos. ¿No acababa de insinuar lo que creí que quiso decir, no?

—Vine a hacer una entrega personal— se explicó.

Yo levanté las cejas.

—y eso porque...

—Porque sí— dijo, y sonrió.

Negué con la cabeza. No iba a pasar.

—Creo que fallaste en algo. Mi desayuno no está aquí— hice un amago en cerrar la puerta. Si decía otra vez que era algo cuestionable iba a golpearlo.

Hizo un sonido negativo con su boca.

—Tu desayuno se quemará y será tu culpa.

Lo miré mal.

LA ESPECIALIDAD DEL CHEF Donde viven las historias. Descúbrelo ahora