Capítulo 4: Negocios con Francia

2.1K 264 27
                                    


Zyan Lémieux

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Zyan Lémieux

—¿En cuál mesa vamos a sentarnos?— escuché su pregunta.

Le asentí a uno de los camareros mientras seguíamos caminando. Las mesas no estaban a punto de abarrotar el lugar. Cerrábamos a las 10 para servir el menú del mediodía. Aún faltaban dos horas para eso.

—Aún no nos sentaremos— le dije sonriendo. Sabía que me ganaría una mala respuesta por ello.

—Me dijiste que me traías a comer. Ya comenzaste con el pie izquierdo.

Me volteé, deteniéndola de golpe. Casi chocó con mi pecho. Era tan pequeña.

—Soy un chef. Te daré de comer. Pero recuerdas que dejé tu plato haciéndose, ¿no? Pues hay que terminarlo.

Ella comenzó a negar con su Cabello diminuta igual que ella.

—No entraré a las cocinas.

—Sí lo harás— respondí sonriendo.

La vi cruzar los brazos. —Soy muy capaz de quedarme aquí afuera, sola, como quería estar mientras disfrutaba de mi desayuno.

Chasquee con la boca.

—Qué lástima que yo sea terco. ¿Es que tienes miedo, ma douce?

Frunció el ceño otra vez. Casi reí.

—Por supuesto que no. ¿Miedo de qué?

Subí y bajé los hombros.

— Dicen por ahí que presenciar el acto de cocinar a veces es... estimulante. ¿Huyes por eso?

—Yo no huyó de nada. Acabo de tomar una ducha y tengo una reunión, si es que la llego a tener porque me has entretenido más de la cuenta. Si desayuno y llego a tiempo será un milagro. No oleré a comida todo el rato. Lo siento.

Asentí.

—Siempre puedes tomar una ducha.

—No, porque llegaré tarde.

Ladeé la cabeza. —¿Has tomando riesgos alguna vez, Mía?

—Obviamente. Pero no llegaré tarde. No me gusta.

Mordí mi labio inferior. Ella me gustaba.

—Pues este es un riesgo que debes tomar. Te quiero en mi cocina.

En mi cocina, en mi habitación, aunque le dije una mentira piadosa. En mi vida, si era posible.

Ella iba a objetar, como debía ser, pero no la dejé.

—Por favor. Será muy rápido hacer tu desayuno y el mío. Lo prometo. Solo...

Suavizó los gestos que hacía con su rostro.

LA ESPECIALIDAD DEL CHEF Donde viven las historias. Descúbrelo ahora