Capítulo 5. Si no te dice que sí...

1.9K 261 11
                                    



—Me voy a ir y no te voy a ver nunca más— le advertí. Y a pesar de eso, su sonrisa se mostró frente a mí.

—Mentirosa.

Pasó algo realmente sorpresivo e... invasivo. Y también era perturbadoramente... sexy. Él, Zyan el Chef más famoso en Francia ahora mismo, se mordió el labio inferior mientras miraba mi boca.

Y yo no sabía reaccionar a eso.

Era... nuevo.

—¿Desayunarás conmigo mañana?

Lo miré mal, porque eso sí lo sabía hacer.

—Me voy. Mañana me voy.

—Desayuna conmigo, entonces. Antes de que te vayas.

Negué con la cabeza y me levanté, tratando de no tocarlo con ninguna de las partes de mi cuerpo. Era demasiado. Too much. No podía manejarlo ahora.

Sentí que su mano rozaba la mía.

—No me gusta mentirle a nadie. No me gustan las máscaras. No me gusta no ser auténtico. Y por eso me comporto así. Por eso insisto tanto aunque a penas sepas más que mi nombre.

Volvió a morderse el labio y a mover la pierna como cuando la mueves porque estás nervioso. ¿Estaba nervioso?

—No quiero ser de los que pierden la oportunidad por tontos. No después de que has estado en mi cabeza desde que manché tu atuendo con café. Pregunté por ti, Mía. Y te busqué porque me pareces una belleza con carácter. Y porque amas lo que a mí me apasiona.

»Yo tampoco te conozco y estoy aquí como un lunático tratando de hacer lo posible para que me recuerdes aún si te vas. Soy un extraño que quiere conocerte.

No me esperaba esa confesión. ¿Cómo podía decir eso cuando apenas era el segundo día en el que coincidíamos en esta vida?

—No me has dicho eso. Me has dicho que te apetece llevarme a la cama— le dije. Y su honestidad me golpeó fuerte.

—Sí, bueno, eso también. Es lo lógico. Cuando a uno le atrae una persona pues también espera ciertos cariños. ¿O tú no?

Apreté mis labios. Volvió a hablar antes de que yo tuviera la oportunidad de replicar.

—Si me dices que no será la mentira más grande del mundo.

No hablé. En eso tenía razón.

—Eso es— susurró. Y lo vi sonreír. —Ahora. ¿Desayunarás conmigo mañana? ¿A qué hora te vas?

—A las 7am— me resigné.

—Entonces a las 6am te veo.

Lo miré con dudas.

—Confía en mí. Sólo quiero conocerte.

Y me fui de ahí con esa promesa en el aire. Había salido disparada luego de haber comido con Zyan. Él simplemente era demasiado. Demasiado intenso, demasiado seguro y demasiado decidido a perjudicar mis días. Y eso que solo lo había visto dos veces.

Mi reunión marchó bien. Todo estaba a punto de comenzar a ser planificado.

La gala anual tendría un motivo especial e importante, y todo quedaría Perfecto. Aún cuando en lo personal con mi familia no estábamos pasando nuestros mejores momentos, esto era importante.

A pesar de lo que sucedía con mi hermano, era vital que mostráramos que nada afectaba nuestro trabajo y nuestro compromiso con otras cosas y un gran motivo para ello también era el hecho de mi familia no era culpable de nada de lo que nos acusaban. O de lo que se acusaba a mi hermano.

LA ESPECIALIDAD DEL CHEF Donde viven las historias. Descúbrelo ahora