Capítulo 11: La vie en rose

2K 286 49
                                    



Mía Alexandra Rough

No sabía cómo sentirme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



No sabía cómo sentirme. No sabía nada. Me molestaba y me estorbaba tener que poner mi cabeza en su lugar cuando nunca había hecho falta.

Detestaba todo lo que Zyan estaba haciendo con mi mente.

Tenía todas las probabilidades de ser la clase de persona que, así de rápido cómo te ilusionaba, se iba. Y odiaba a los hombres así.

Bueno, odiaba a los hombres en general.

Pero Zyan... me descolocaba.

Y lo odiaba.

Su maldita sonrisa confiaba me irritaba. ¿Cómo alguien podía estar tan feliz y relajado siempre?

Fruncí el ceño mirando a través del ventanal.

Pero lo necesitaba como socio en el restaurante.

Acababa de despedir a Hope después de la tarde que pasamos con la familia. Yo la había ido a buscar a su casa, pero cuando iba a llevarla nuevamente, su padre dijo que lo haría él.

Estaba un poco triste por ella. Y por mi hermano. Él, un prestigioso médico, siendo manchado por gente que no quería verlo feliz. Y eso, aunque no dijeran nada, estaba afectando su vida y su matrimonio.

Ellos eran perfectos el uno para el otro, solo que necesitaban atravesar esto juntos.

Y ya iría yo a hablar con mi hermano si no se apretaba las tuercas él solito.

Cuando se trataba de mi familia, yo era un pan dulce. Pero también era muy protectora y fuerte.

Mi padre me abrazó a su cuerpo por el cuello. Yo recosté mi cabeza en su pecho.

—Hope nos necesita, papá. Y Milo.

Lo sentí asentir. Posó su boca en el tope de mi cabeza. Luego de un momento, habló.

—Tu hermano va a llamarme o a buscarme en cualquier momento. Lo conozco tanto como te conozco a ti. Él lo resolverá.

Todos sabíamos eso, lo que no sabíamos era cuándo.

—Debemos prepararnos para el viaje a París, papá.

El asintió.

—Cierto. Te enviaré el resto de documentos importantes mañana temprano. Quiero salir con tu madre el resto del día. Hay un lugar que le dijeron que debe visitar y anda como loca mencionándolo todo el tiempo. Quiero distraerla de lo que está pasando con Camilo.

Asentí. —Los revisaré apenas los tenga. Y sí, haz eso. Tú también lo necesitas.

Me apretó un poco más fuerte.

—El viaje puede salir para cualquier día de esta semana. Así que ten tus asuntos en regla.

Asentí.

LA ESPECIALIDAD DEL CHEF Donde viven las historias. Descúbrelo ahora