Cuando empezaba la universidad, me enamoré de Adela, mi profesora de Gramática...
Ella me hizo cuestionar todo lo que sabía acerca de mí. Mis emociones, mis pensamientos... Todo entró en crisis. No le podía contarle a nadie lo que me pasaba, por lo...
Sueño con vos, con tu bella sonrisa, con ese cuerpo que tanto me encanta recorrer con mis manos, con mis labios...
Creo que ya conozco casi de memoria cada centímetro de tu piel, y por eso me atrevo a dibujarte. Aunque no me atrevería a mostrarte mi dibujo, por supuesto. Lo dejo acá, adentro de esta libreta, escondido.
Si papá me viera dibujando mujeres desnudas...
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Esa sos vos la última vez que nos vimos... Me había ido al baño y, cuando volví, te encontré en la cama, ya lista para mí...
No puedo desearte tanto, Adela. Siempre, cada día, cada noche; cuando te veo y cuando estás ausente.
Podría compartir mi vida con vos por años, y creo que mi deseo no disminuiría ni un poco. Es increíble lo que vos provocás en mí.
Y sé que vos también me deseás, y que disfrutás cada segundo que estamos juntas. Aunque no sé qué va a pasar a futuro, y eso me desconcierta, me llena de temor.
El otro día dormimos una siesta juntas después de amarnos, y en un momento mencionaste a Lucía entre tus sueños. Se me partió el corazón... Todavía la amás, ¿no es cierto?
Si bien no creo que vuelvan a estar juntas después de todo lo que pasó, sé que no la vas a olvidar tan rápido y eso me entristece... Porque me encantaría que mis sentimientos fueran correspondidos.
