Vigesimocuarta nota - 31/07/2005

812 133 21
                                    

Lunes 31 de julio de 2005


Papá ya no soporta tenerme en casa. Yo tampoco tolero vivir bajo su techo.

Maldito traidor...

Sé que «mi pecado» le causa asco, que ya no puede mirarme como antes, aunque el pastor le asegure que pronto todo va a mejorar, ahora que Adela está lejos de mí. Yo lo odio por lo que hizo. No tenía derecho a romperme el corazón de esta forma.

Me voy a mudar a la casa de mi tía Felicia quien, aunque es bastante infumable, hace unos días vino y se ofreció a tenerme allá, siempre y cuando papá le pase dinero para mis gastos alimentarios, de vestimenta y educativos. Puedo seguir estudiando en otra facultad, en Santa Fe, que tiene el mismo plan de estudios para el Traductorado de Inglés que la mía. Nada cambiaría demasiado. Para mi sorpresa, mi tía no mencionó "mi pecado" ni demostró interés en juzgarme por lo que pasó. Quizá pueda confiar en que estaré mejor con ella.

Me junté con Andrea y Sofía y me animé a contarles mi historia con vos de comienzo a fin, aunque sin dar detalles explícitos de cosas que no necesitan saber. No podían creerlo. Supongo que ya no me van a volver a mirar de la misma forma y que nuestra amistad ya no será la misma, pero tampoco podía ya esconderles mis sentimientos y necesitaba desahogarme con alguien.

—Por ahí solo fue una fase, seguro ya te va a gustar un chico de nuevo —opinó Andrea.

—¿Seguro nunca te gustó otra chica antes de tu profesora, no? ¿Ninguna de nosotras? —quiso saber Sofi.

Les aseguré que no y que, de hecho, me seguían atrayendo los hombres y que nunca habían dejado de gustarme, solo que por un tiempo prefería mantenerme alejada de todo potencial interés amoroso, ya sea varón o mujer. Deseaba alejarme de papá porque no podía perdonarle lo que hizo, alejarme de los chicos, de las salidas, y concentrarme en mis estudios.

De momento es mejor estar sola.

Dejé de mandarte mensajes, Adela. Estimo que ni siquiera te llegan, que debés haberme bloqueado. Cuando te llamo, ni siquiera suena. Quizás hayas cambiado de número, inclusive, porque te he llamado desde el fijo de casa, y nada. No hay forma de dar con vos.

Decidiste empezar una nueva vida lejos de mí, lejos de Lucía, lejos de todo.

Y no me dejaste otra opción más que hacer lo mismo. Voy a tener que seguir con mi vida como si no hubieras existido, aunque al principio cueste hacerlo.

Siento mucho que las cosas hayan salido de esta forma.

Ya no tiene sentido que siga escribiendo en esta libreta. Me voy a deshacer de ella, la voy a dejar ahora en una caja con papeles, manuales y carpetas de la secundaria, que le voy a dejar a papá para que los queme. Yo no tengo energía ni para hacerlo yo misma.

Junto mis cosas y me voy.

Te amé Adela, y seguro te voy a seguir amando durante un tiempo más, aunque, por mi bien, intentaré olvidarte.

Perdón por haber sido tan tonta, perdón por todo lo que perdiste por mi culpa. Perdón por todo el daño que causé.

Hasta siempre.

Liz

Notas para AdelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora