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— A llevado acabo magia extraordinaria con esa varita mi señor, tan solo en la última horas.

— No. No, yo soy extraordinario, pero la varita....se resiste a mi.

— No hay varita ma poderosa, el mismo Ollivanders lo dijo. Hoy cuando el niño venga la varita no le fallará puedo asegurarlo. Le responde a usted....y solo a usted.

— ¿Seguro?

— ¿Mi señor?

— La varita¿De verdad me responde a mi? Eres un hombre astuto Severus, debes entenderlo. ¿A quien le das tu lealtad en realidad?

— A usted...por supuesto mi señor.

— La varita de saúco, no puede servirme bien porque...no soy su verdadero amo....la varita de saúco le pertenece al mago que mata a su dueño anterior. – él se acercaba lentamente a Snape, aún con la varita en mano, tomándola de una manera extraña. Pude ver qué el cuerpo de Snape se tenso en cuanto escucho aquello. — Tu asesinaste a Dumbledore, Severus. Si tú estás vivo, la varita de saúco no puede ser del todo mía.– Snape por más que estaba nervioso y asustado, se mantenía firme y sin demostrar su miedo. — Fuiste un sirviente fiel y útil, Severus....pero solo yo viviré para siempre.

Saque mi varita sintiendo mi cicatriz arder, el rostro del profesor por fin demostraba su miedo y nerviosismo, mientras Ryddle le miraba sin expresión alguna.

La chica estaba por levantarse y correr a defender a aquel profesor, pero entonces su novia le tomo de la mano deteniendola para Alyssa mirarla viendo como Hermione negaba.

— Mi señor...– en cuanto termino de decirlo, en un rápido movimiento de Tom Ryddle, el de ojos negros cayó contra la pared mientras se desangraba.

Tal vez podría salvarlo...si, no era nada difícil, era sencillo pero entonces mis planes se arruinaron sintiendo una punzada en mi cicatriz.

— Nagini, mátalo. – los ruidos no cesaron, siguieron, dando a entender que Snape era mordido por la serpiente, mordí el interior de mi mejilla...no había manera de ayudarlo, pues parecía que la serpiente definitivamente estaba haciendo todo por terminar la vida de aquel hombre.

Después de unos cortos pero largos minutos oían como se iban ambos, la serpiente y Voldemort. Dejando ahí al hombre solo, la primera en levantarse había sido la chica pues sabía lo que debía hacer, por más que no lo pudiera salvar él tenía otros propósitos y ella lo sabía.

Atrás de ella venía su hermano, novia y amigo, ambos hermanos se arrodillaron cubriendo unas heridas del hombre que en realidad era casi inservible.

El hombre miraba solo al joven, la chica miró profundamente los ojos de aquel hombre, y como siempre ella se sentía culpable de eso, pues podía haber salido evitando que lo asesinaran.

Las lágrimas salían de aquellos ojos negros el hombre ya no tenía como siempre el entrecejo fruncido, estaba débil.

— Tomalas....por favor....

— Dame algo, rápido, un frasco, lo que sea. – Hermione le dio un pequeño frasco a su amigo mientras miraba a su novia que parecía perdida.

El chico las tomo como pudo mientras el de nariz ganchuda no le quitaba la mirada de los ojos.

— Llévalas al pensadero. – dijo mientras Harry cerraba el pequeño frasco sin quitar la mano de la herida, para ese momento las manos de los dos hermanos, ya se encontraban llenas de sangre, pero ambos ignoraban eso. — Mírame. – pidió y su pedido fue entregado, pues Harry lo miro, confundido pero lo hizo, a lo cual el hombre aprovechó viendo aquellos ojos verdes. — Tienes los ojos de tu madre.

Inefable [Hermione Granger] CorrigiendoWhere stories live. Discover now