CAPITULO 9🥃

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Elena.

—¿Ya tienen el nombre? —pregunté ocultando mi sonrisa mientras posaba mi mano sobre el vientre de Emma.

—Tal vez.

Mi amiga sonrió, su mirada buscando a Nicholas en la habitación el cual estaba sentado en una silla demasiado pequeña para él, encorvado, mientras escuchaba atentamente como su hija le mostraba los colores a través de sus cubos.

—¡Velde!

—Azul —la corrigió, conteniendo la sonrisa que amenazó con salir.

—Es velde, papi —habló con tal confianza que fue imposible no perderse no solo en la seguridad en su voz sino también en los ojos de cachorro que le lanzó a su papá como siempre—. ¿Veldad?

—Emma...

La voz de Nicholas sonó ansiosa a medida que miraba a su niña, la cual omitió cualquier nerviosismo en la voz de su padre y se lanzó a sus brazos, corriendo segundos después en dirección a nosotras.

—¡Velde! —Nos mostró un cubo color azul con decisión—. ¿Veldad?

—Es azul, mi pequeña estrella —la corrigió Emma causando que Alaia frunciera el ceño—. ¿Verdad?

Le lanzó una mirada cariñosa, esperando a que la sonrisa de la niña se hiciera presente.

—Azul —repitió mirando el cubo en su mano pasándolo de la una a la otra—. ¡Azul, papi!

Corrió en dirección a su papá nuevamente, dejándonos solas.

—¿Aún no han querido decirles a todos que tendrán un niño? —cuestioné, poniéndome de pie. Emma arrugó las cejas, notando que estaba por marcharme—. ¿Y bien?

—Queremos esperar un par de semanas mas hasta que nos hagamos a la idea de que tendremos que comprarle ropa nueva —bromeó, recordando lo que dijo Nicholas sobre que le colocarían la ropa vieja de Alaia de ser una niña—. ¿Por qué te marcharás tan temprano?

—Tengo un compromiso.

—¿Con quién?

Con tu hermano.

—Cosas del hospital, ya sabes como se ponen con la asignación de los turnos. —Me incliné, besando su frente y luego dejando un suave beso en su vientre de seis meses—. Adiós, príncipe mío.

—Lo vas a malcriar, ¿verdad?

—Consentir —corregí—. Después de todo, será el sobrino que mas cerca tendré —hablé recordando a mi hermano en Chicago. Sus hijos verían a su tía Elena seguido, pero no tanto como lo harían los de Emma.

Me despedí de un Nicholas repitiéndole a Alaia que el rosa no era el mismo amarillo antes de marcharme, pero no sin antes dejar un sonoro beso en la mejilla de la niña que siguió gritando «¡rosa!» en dirección a la salida a medida que veía como me marchaba.

Con mi coche en el taller y sabiendo que tendría que buscar la manera de cambiarlo pronto, intenté llamar al servicio de taxis debido a la lluvia. No saldría de aquí si esperaba que aplacara un poco y había quedado con Edward de que esta noche no me dormiría en medio de la película cortesía de las largas horas a las que tenía que hacerle frente en el trabajo.

—¿Me estoy equivocando o de verdad mis ojos están mirando a la mujer que casi me arranca la ropa en nuestra segunda cita? —

Apreté los ojos desde mi lugar, sintiendo el cálido aliento de Edward golpeando en mi cuello. Mi mirada se encontró con la de Vincent, provocando que me alejara un poco, dándole la cara a Edward.

FUMBLE (Kings of the game #2.5)Where stories live. Discover now