CAPITULO 21🥃

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Elena.

Estaba agotada.

Quería terminar con este día lo mas rápido posible y salir de este lugar al que tanto amaba, pero del cual necesitaba un descanso luego de una guardia que se me estaba haciendo eterna.

No me asombré al ver el auto de Edward estacionado frente al hospital, por primera vez en muchos días tras el nacimiento de Ansel, estábamos buscando la forma de reunirnos para hablar bien, justo como me lo había pedido.

Emma lo estaba haciendo bien, pero todos estábamos encantados con el pequeño de dos semanas que causó revuelo en el hospital con su nacimiento justo al día siguiente del cumpleaños de su madre. Fueron horas eternas para Emma en esa sala de parto, pero el pequeño Ansel Stevens nació en perfectas condiciones y su muy agotada madre necesitaba un respiro.

Nicholas me pidió que me quedara con Alaia y Lauren mientras ellos no estaban, Emma tenía que quedarse en el hospital y él no quería que Alaia saliera de casa así que accedí. Solo fue un día, pero no había tenido un respiro desde entonces para hablar con el hombre esperando por mí en la acera.

Sin embargo, sus mensajes de «buenos días, Williams», aliviaban cualquier preocupación al igual que el «buenas noches» que enviaba antes de dormir. No hablábamos mucho, pero eso enmendaba cualquier inquietud que pudiera llegar a tener.

—¿Todo bien? —Me dio una sonrisa ladeada cuando lo miré tras abrochar el cinturón de seguridad—. ¿Elena?

Al escanearlo, detecté las ojeras bajo sus ojos. Marie me mantuvo algo informada, él no había dormido en lo absoluto estos días, con los negocios de los Campbell yendo a pique y sus reuniones con mi padre, las cosas estaban buscando la forma de encajarse mejor, pero él estaba dando el cien sin preocuparse por su salud.

—¿Cuándo fue la ultima vez que dormiste ocho horas por lo menos, Edward?

—¿Viniste a regañarme? —bromeó, pero su mano encajó en la mía cuando la tomé. No me apartó—. ¿Cómo fue el trabajo?

—Estoy agotada —dije, mirándolo preocupada—. ¿Qué tal el tuyo?

—Lo que se ve no se pregunta, Williams.

—Eres un idiota.

—¿Obtengo un beso por eso? —preguntó, esperanzado. Su mano izquierda se aferraba al volante mientras sus ojos no se apartaban de los míos—. Sé que no hemos hablado, pero...

Presioné mis labios sobre los suyos, solo un roce que me instó a ahuecar su rostro entre mis manos, sintiendo la necesidad de entregarme a él en todas las formas posibles. Lo extrañaba demasiado.

—No te ganas un beso por eso —limpié un poco la comisura de sus labios con mis pulgares, plantando un suave beso nuevamente—, te lo ganas porque te extraño mucho, Edward Brown.

—¿Qué tanto?

—Lo suficiente como para pedirte que dejemos la conversación para mañana y solo me abraces esta noche.

—¿Estás segura?

Asentí, sabiendo que si se lo pedía, se tomaría el día y yo no tendría que trabajar. Hablaríamos. Lo haríamos. Necesitábamos hacerlo. Los dos queríamos avanzar, no quedarnos estancados y sabía que encontraríamos la forma de solucionarlo.

—Estaba pensando y tal vez podríamos irnos unos días —sugirió con su mano sobre mi pierna al llegar a su departamento—. Tú y yo.

Se escuchaba nervioso.

—Tengo trabajo —dije, ocultando su sonrisa en lo que su mirada caía al estacionarse en mi casa—. Y un par de días de vacaciones que puedo pedir por las horas extras que he hecho.

FUMBLE (Kings of the game #2.5)Where stories live. Discover now