Capítulo 30: Amar no es ilegal

562 49 21
                                    

Jack

Entre a mi casa con las lágrimas desbordándose de mis ojos. No podía parar de llorar, me sentía tan mal, había arruinado un momento especial, había hecho sentir mal a Michael, había echado a perder todo su esfuerzo. Intente calmarme, subí las escaleras y entre al baño de arriba para quitarme mis lentes de contacto. Me tallé los ojos empapando mis puños de lágrimas, intente buscar mis anteojos en el lavabo pero entonces recordé que no los había dejado en el baño sino en mi habitación, tendría que caminar hasta mi habitación con la vista borrosa, era tan tonto. Entre a mi habitación y en lugar de buscar mis antojos solo me lancé a la cama. No sabía que hacer, Michael tenía razón, no podía vivir escondió para siempre, pero no sabía como hacer para dejar el miedo atrás. Recordé aquella vez cuando estábamos en la playa, cuando me dije a mi mismo que quería demostrarle a Michael que de verdad quería estar con el, también nos prometimos luchar juntos, entonces me decidí, era hora de luchar, no podía seguir más así, pero ese asunto no era para solucionarlo los dos, ese asunto era para mi, algo que debía que solucionar yo solo. Tenía que ser valiente, y para ser valiente hay que enfrentar los miedos. Pero no sabía por donde comenzar.

Pasos para dejar el miedo.

1- Contárselo a mamá.

Mi corazón se aceleró y se me corto el aire de solo pensarlo. Era lo que más me aterraba, pero debía hacerlo, como dijo Michael: algún día se tiene que enterar. Pero aún así me llenaba de nervios, no tenía idea de cómo reaccionaría.

2- Poder tomarle la mano a Michael en público.

Algo que antes podía hacer con facilidad se había vuelto algo imposible para mi. Supongo que antes de salir con él lo hacía porque no era en plan romántico, y salir con el me parecía algo que nunca pasaría así que de esa manera no me asustaba. Como si las demás personas supieran si es en plan amistoso o en plan romántico. Cuando aún éramos solo amigos y nos tomábamos de la mano en público nunca nos tocó vivir ninguna agresión, pero si miradas de disgusto, eso me hacía soltar su mano, y también cuando el profesor de matemáticas nos dijo que no era apropiado darnos cariño en público. Todo sumado fue lo que comenzó a hacerme sentir miedo, pero debía superarlo.

Y lo demás pasará naturalmente on el tiempo. Creo.

Suspire intentando calmar mis latidos. Saldría del closet con mi madre al día siguiente. Me quede recostado en la cama pensando muchas cosas, por ejemplo en cómo iba a decírselo a mi madre, en que si podían llegar agredirnos, pero Michael tenía razón, teníamos que mostrarnos al mundo para que las personas se acostumbren a qué hay personas como nosotros, es lo que miles de personas hacer hoy en día y parece que está funcionando, porque hoy en día ya no hay tantas personas que agreden a todo lo que sea diferente a lo que no están acostumbrados, pero aún había una que otra, y eso es lo que me daba miedo. Mi respiración se sentía pesada, pensar todo eso me ponía nervioso. De un momento para otro mi cuerpo comenzó a relajarse y me quede dormido.

Desperté al escuchar la puerta de la entrada abrirse, abrí los ojos de golpe, rodé en el colchón quedando boca arriba, sentí unas náuseas y un peso en mi pecho. Mi madre había llegado a casa y yo había dejado el ramo de flores en la mesa.

¡Llegue!- escuché aquella inconfundible voz y las náuseas se volvieron más fuertes.

Mi respiración estaba pesada de nuevo. Mi mandíbula comenzó a temblar. Me levante de la cama, tomé mis anteojos y me los puse, salí de mi habitación, me acerque a las escaleras y me asomé con miedo. Vería las flores y seguramente me preguntaría de donde salieron. Tendría que decírselo ese día, no era lo que había planeado. Las escaleras de repente parecían un abismo, sentía que caería a mi fin. Volví a mi realidad y a bajar las escaleras lentamente aún con la sensación de que me iba a caer hacia un vacío infinito, eso me hizo retroceder. Tengo que hacerlo. Me dije a mi mismo dejando de lado los nervios y la preocupación y tomando valor de no se donde. Continué bajando, hasta llegar abajo. Vi a mi madre dejando sus cosas en una silla del comedor, volteó a verme sonriendo.

Best friend Donde viven las historias. Descúbrelo ahora