start of a crush

497 79 17
                                    

Jo Haseul trataba demasiado bien a Wong Kahei.

Wong gustaría asumir que era por buena cortesía, pero es que el tratar de la joven Jo que tenía hacia ella iba más allá que tan solo una relación profesional. O eso era lo que su jefa se esforzaba en hacer.

Kahei recuerda el primer día que Haseul empezó su labor, y para decir así, las señales fueron algo obvias. Cuando ella terminó de introducirse a sus nuevos compañeros de trabajo, la joven fue corriendo donde la secretaria para entablar una conversación con ella en un lugar más alejado.

Kahei no había pensado mucho de ese acontecimiento, Haseul probablemente quería conocerle porque prácticamente ella iba a hacer su asistente y vecina de oficinas.

Haseul empezó su diálogo con un chiste de Superman y su perchero que por poco hacía que Kahei expulsara de su ponche por sus fosas nasales, y le había dicho que su padre hablaba muy bien sobre ella. Aseguraba y presentía que su secretaria iba a sobrepasar esas expectativas, ella se sintió alagada y con algo de presión, o sea, no quería arruinar de tan gran primera impresión.

También le había prometido que no le iba a hostigar en que ella le trajera el café todos los días como su padre solía hacerlo, clavando otro chiste mongo acerca de eso. Pero que cuando llegara ese destinado día la cual su jefa le pidiera de un café, esta le iba a comprar el café de la preferencia de la secretaria, también acompañándolo de un dulce panecillo.

Kahei carcajeó, encontrando de eso tierno.

—Oh… y también— Haseul se había rascado de su cabeza.

—Dígame, señorita Jo— Kahei le replicó expectante.

—Eh… uh…¿cómo digo esto sin sonar rara? Apenas le conozco— Haseul jugó de sus deditos y apretó de sus labios apenada.

Kahei miraba de todos lados con otro ponche en mano algo preocupada, no esperando lo que pudiera decir. Solo llevaban diez minutos de conversación y ya lo había estropeado seguramente.

—Es que…— Haseul suspiró, lo tenía que dejar ir —Te considero muy… atractiva— lo terminó diciendo en tono tembloroso.

Kahei alzó su ceja en duda, no creyendo lo que había escuchado —¿Disculpa?—

Haseul había entrado en total pánico, misión fallida siendo la alerta en roja principal que proyectaba en su mente. —D-di-go yo… sabes… eres muy hermosa. ¡Digo NO! Espera, retracto. No… no… no quiero decir que eres fea tampoco. No para nada, porque eres muy preciosa para su edad. Aunque no quiero decir que eres vieja o nada de eso. Por los dioses, usted es muy joven todavía y no parece que va para sus cuarentas. Solo que eres muy linda y no se como comportarme ante una preciosura como usted y… y… y… mejor me voy. Me acaba de llamar Shin Bangcho el del marketing. Me retiro, tenga una linda tarde y tenga un buen provecho cuando coma un pedazo del pastel. Esta delicioso, vainilla mojadito, perfección—

Con un siseo de cringe y cabeza abajo, Haseul se fue más rápido que Chayanne en motora proclamando ser el torero de esa chica aleatoria de la carretera transitada. Vaya eso sí que fue una experiencia astronómica, a Kahei se le quedaron hasta las —Gracias— colgando en la punta de su lengua. Luego se quedó pensando, no recordando de alguien llamado Shin Bangcho que trabajara aquí.

Y ella podía decir con toda confianza que aquí fue que empezó el enamoramiento de Haseul hacia ella.

Los primeros seis meses fueron relativamente normales, se conocían poco a poco mediante conversaciones pequeñas que compartían entre trabajos. Una amistad estaba emergiendo entre las penumbras y fue agradable para ambas. Sus gustos, preferencias y experiencias fueron divulgadas, ellas estaban cómodas con la una y la otra.

🚺 ...love me until you get me pregnant || ViSeulWhere stories live. Discover now