some saturday stories

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Wong Kahei y Jo Haseul tuvieron un magnífico día juntas.

Sábado teniendo un origen hebreo de la palabra Sabbath, que su traducción apunta a tomarse un descanso. Eso siendo exactamente lo que ambas se propusieron en hacer, en compañía de la otra para aprovechar la inesperada estadía de la menor en el hogar de la mayor.

Por lo menos, por este día, querían ignorar esa irritable estática del mundo laboral que en algún momento impedía que ellas se desenvolvieran.

 (...)

Apreciando películas y series de distintos géneros, ambas compartieron sus divergentes gustos de lo producido por el arte de la cinematografía. La mayor optando por películas que representaban sus creencias y expectativas en su vida. La menor prefiriendo películas que le provocaban nostalgia de un pasado más simple e imaginativo.

—No me esperé eso, ¿enserio le gusta?— Kahei bufó y soltó una carcajada. No en reproche, si no divertida.

Haseul hipó para luego sacudir su cabeza, sus cachetes empezando a arder del bochorno —S-sí— terminó por aclarar su garganta en medio de su afirmación.

La pantalla del plasma proyectaba la serie culta de Mighty Morphin Power Rangers que fue estrenada en el 1993. Haseul siempre amo la franquicia de este equipo de coloridos héroes desde pequeña. Siempre eligiendo en imitar y disfrazarse del ranger dragón verde, Tommy Oliver, porque él representaba su color favorito.

Haseul necesitaba un descanso de haber visto por primera vez 50 Sombras De Grey, que Kahei seleccionó sin estar afectada en lo absoluto. Haseul creyó que era una intrica película-documental sobre el arte y sus diferentes sombras, que le iba a hacer pensar de más ya que Kahei le gustan obras con temas profundos.

Pero no se espero… eso.

Y la menor se quedó bastante pensativa e imaginativa en esa relación explicita entre los protagonistas, en especial lo que Christian Grey personificaba. La mayor por su puesto puso esa película apropósito, dando miradas fugaces de vez en cuando para ver como reaccionaba a esa idea.

Las señales e indirectas no se hacen solas de todos modos.

 (...)

Kahei recordó que tenía unos quehaceres planeados en su apartamento que debían ser cumplidos. Estos tuvieron la involucración de limpieza y organización, como a ella le gustaba presentarse. Kahei se alejó un poco del delicado agarre de Haseul, ambas sintiendo un simultáneo frío físico que tradujo emocionalmente a la pesadez de la decepción. La mayor le explicó a la menor su razón, para que no hubiera mal entendidos.

—Pero yo le puedo ayudar— Haseul se ofreció, viendo como Kahei iba apurada por el pasillo.

Pero la mayor detuvo su rápido paso, para voltear y mirarla.

—No— Kahei simplemente negó, Haseul se le quedó mirando no esperando la directa respuesta —Eres la invitada, yo… no quiero que hagas quehaceres si eres la que se está quedando— ella se explicó.

De vuelta en su país de origen, ella siempre vió que su familia hacía todo por sus invitados que solían ser personas importantes para los Wong. Así que lo menos que podían hacer era darles el honor de proveerles un lugar seguro para compartir. Kahei, aunque con creencias más actualizadas a esta generación, mantenía tradición por costumbre y por orden.

—Pero yo invadí su espacio como una colonizadora. No es justo— Haseul hizo puchero, sintiéndose algo culpable de un impulso amoroso —Puedo por lo menos ayudarle en- —

—No se preocupe, Seullie— Kahei amablemente rechazó el ofrecimiento haciendo que Haseul frunciera el ceño —Puede quedarse cómoda ahí viendo…—

La mayor asomó un poco la vista para recordar lo que ambas estaban viendo, la menor hizo lo mismo.

—Avatar— dijo al ver al icónico personaje del joven maestro de aire, Aang.

—Pero… bueno, esta bien— la contraria suspiró.

Cuando Kahei vio que Haseul volteó y se acomodó para seguir viendo la televisión, ella lo tomo como confirmación para proseguir. Pero sabiendo que había dejado a Haseul con un puchero, Kahei se le acercó hacia sus espaldas para envolver sus hombros en un abrazo. La menor se alertó un poco, pero un beso en la mejilla de su mayor le calmó.

—Vuelvo enseguida, guapa— Kahei susurró, dando unas palmitas en los hombros de la otra antes de irse.

Haseul apretó sus labios, el sonrojo siendo muy ardiente como para mantenerse tranquila.

 (...)

Después de barrer y mapear, Kahei fue a cambiarse de ropa, necesitando que su mameluco de venado estuviese limpio en conjunto con la demás ropa que estaba en el canasto. Entre ropa de ejercicio y ropa de vestir, ella notó que la mayoría estaba complementada con el rosa pastel que ella tanto adoraba.

Y ahí mismo, echó su mameluco, quedando completamente en lencería. Lencería que estaba puesta para subirle la autoestima luego de lo ocurrido la noche anterior, le subió algo los ánimos ver que su trabajado cuerpo encajaba bien en esa ropa interior de tan explicitas intenciones.

Kahei tarareó mientras buscaba ropa nueva para quedarse aquí en su hogar, una que fuera fresca y a la vez apropiada para un visitante de su…

—Señorita Wong, perdona, pero es que no puedo quedarme en la sala sabiendo que… woah—

La puerta fue abierta y Haseul apareció, sus ojos abriendo a una escena que no deja mucho a la imaginación. Kahei quedó con el suéter elegido en su propia mano, cubriendo algo de sus pechos. Pero de por sí ambas estaban congeladas no sabiendo que en realidad hacer.

—A… aaah… ¡perdón!— Haseul hizo reverencia, y al alzarse, miró para el otro lado asegurándose de tener eso párpados cerrados —Debí… debí… ¡aish! Debí haber tocado la puerta, enserio perdón. No fue mi intención yo…—

—¿Le gustó lo que vio, Haseullie~?—

Haseul se calmó un poco, abriendo nuevamente su vista y dirigiéndosela a Kahei quien estaba ya vestida con un suéter verde que era tres tallas más grande que su cuerpo y unos pantalones de pijamas con patrones de ranitas que combinaban bastante bien. Haseul suspiró en alivio, pero esa imagen de Kahei en ropa interior le daban corrientes directas a su entrepierna que no tan disimuladamente tapó con sus manos. Uniendo de estas en una barrera y meciendo sus pies no sabiendo que hacer, sintiendo algo de vergüenza porque era la primera que estaba en una situación como esta.

Que alguien le este seduciendo. Esto era un peligro, y al ver a Kahei acercándose al punto de que podía sentir su aliento chocar con sus labios, ella sabía que iba a volverse insana.

 (...)

La lavadora estaba programada para lavar una tanda de ropa, la camisa de Haseul estaba incluida.

Kahei estaba sentada en la secadora, teniendo sus piernas enredadas en la cintura de Haseul y sus brazos colgando encima de sus hombros. La menor había iniciado el beso en el pasillo del apartamento ya no pudiendo aguantar más de su mayor y de apasionadas continuaron en el cuarto de lavado. Ahora Haseul tenía sus manos puestas en las caderas de Kahei, sus pulgares haciendo contacto directo con esa piel, el suéter de ella brindando aún más calor al estar arropado debajo de estas.

A pesar de tan comprometedor momento, Haseul no se atrevía a sobrepasar con Kahei. No antes de darle esa pregunta que tenía guardada en la parte de atrás de su cabeza, la mayor no dándose cuenta que que había algo guardado en el bolsillo trasero del mahón de la menor. Solo necesitaba un poco de valentía más para que oficialmente Haseul hiciera a Kahei completamente suya.

Esta iba a ser una alocada tarde sabatina, Jo Haseul lo tenía asegurado.

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⏰ Last updated: Sep 14, 2022 ⏰

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