Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩

Capitulo 137

Neville con un rápido y fluido movimiento se libró de la maldición de inmovilidad total que lo aprisionaba, y el llameante sombrero se le cayó de la cabeza. Acto seguido sacó de su interior un objeto de plata con rubíes incrustados en la empuñadura... y de un solo tajo de espada degolló a la serpiente. La cabeza de Nagini salió despedida hacia arriba, girando sobre sí misma, reluciente a la luz que llegaba del vestíbulo. Voldemort abrió la boca para dar un grito de cólera que nadie pudo oír, y el cuerpo de la serpiente cayó a sus pies con un ruido sordo.

Aquello fue bastante sorprendente de ver, ya que de la serpiente salió despedida una especie de niebla muy oscura que parecía tener vida propia. Bill de inmediato se dio cuenta de que podían acabar con todo eso, así que se puso manos a la obra. Lanzó un encantamiento de escudo sobre si mismo cuando se dio cuenta que dos rayos de luz volaban hacia él en diferentes direcciones.

En todos lados se podían escuchar gritos y bramidos de todos aquellos que estaban en sus propias batallas. Las pisadas de los gigantes que se acercaban hacían que el suelo vibrara.
Aquel momento era diferente al del inicio, ya que podía sentirse la esperanza en vez del miedo. Harry les había dado todo eso en solo unos segundos, así que la luz siempre ganaría a la oscuridad. De repente el grito de Hagrid hizo que la mayoría lo mirara por unos segundos.

—¡¡Harry!! ¡¡Harry!! ¡¡¿Dónde está Harry?!!

En cuestión de segundos reinó aún más el caos: los centauros cargaron contra los mortífagos y los obligaron a dispersarse; la gente corría en todas las direcciones para no morir aplastada bajo los pies de los gigantes, y con tremendo estruendo se acercaban los refuerzos venidos de quién sabía dónde. Incluso varios  thestrals y Buckbeak, el hipogrifo, que volaban alrededor de las cabezas de los gigantes de Voldemort, arañándoles los ojos, mientras Grawp les daba puñetazos y los aporreaba. Por su parte, los magos, tanto los defensores de Hogwarts como los mortífagos de Voldemort, se vieron obligados a refugiarse en el castillo.

Estar fuera con tanta criaturas era muy peligroso, así que Bill no tuvo más remedio que seguir a los demás dentro del castillo para continuar con la batalla. Parecía que los Mortifagos cada vez eran menos, pero aún así las fuerzas de todos los buenos no duraría mucho al paso que iban. Lanzaba embrujos y maldiciones a todos los mortífagos que veía, los cuales se desplomaban sin siquiera saber de donde había venido aquello, y la multitud los pisoteaba al batirse en retirada.

Bill no tenía idea de donde podía estar Harry, así que lo más obvio para él era que tenía puesta la capa de invisibilidad. Eso lo confirmo al ver a más Mortifagos desplomándose de la nada al frente de él. La multitud lo empujaba de un lado a otro, así que cuando menos lo pensó se encontraba en el vestíbulo.

Bill jamás había visto de tan cerca a Voldemort, así que de primera impresión le causó un escalofrío. No tenía nada de humano. Su rostro era muy pálido y su piel tan seca que parecía tener escamas. El mago malvado estaba en el otro extremo de la estancia, arrojando hechizos a diestro y siniestro mientras se retiraba hacia el Gran Comedor sin dejar de gritarles instrucciones a sus seguidores. Bill se dio cuenta que Voldemort estaba detrás de dos estudiantes, así que realizó más encantamientos escudo.

Seamus Finnigan y Hannah Abbott se retiraron de inmediato, así que pasaron a toda velocidad por su lado y entraron en el Gran Comedor para participar en la contienda que se estaba desarrollando dentro.
Más y más gente subía en tropel los escalones de piedra. Bill vio a Charlie adelantando a Horace Slughorn, que todavía llevaba su pijama verde esmeralda. Por lo visto habían regresado al castillo a la cabeza de los familiares y amigos de los alumnos de Hogwarts que se habían quedado para luchar, junto con los comerciantes y vecinos de Hogsmeade.

Los centauros Bane, Ronan y Magorian irrumpieron en el comedor con gran estrépito de cascos, y la puerta que conducía a las cocinas se salió de los goznes.