Capítulo 3

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TaeMin jadeó al recordar aquello, cuando escribió la carta no se le pasó por la mente preguntarle a M al respecto. —Solo puso que me había visto con mi hermano... Las últimas semanas no he almorzado con él.

     —Pero sí llegas y te vas con él. Ahí está, se vieron en la entrada. —Los labios de JongIn se curvaron en una sonrisa complaciente—. Lo que me sorprende es que le hayas sonreído.

     —Lo dices como si nunca sonriera.

     —No para los otros, Taem. Casi siempre estás detrás de Jinki, no miras a nadie porque él es quien te guía.

     TaeMin resopló e interrumpió los siguientes puntos de su mejor amigo —:Me gusta estudiar los paisajes, y sí les sonrió a otros estudiantes cuando ellos lo hacen primero.

Moon Kyu dejó su celular en la banca y les dedicó a ambos una mirada de hastío. Llevaban así todo el día, y como cualquier lunes, venía con pocos ánimos de aguantar sus extrañas discusiones.

     —Deja de poner a TaeMin como un ermitaño, Kai. Lo que yo pienso que pasó es que le sonreíste el hombre, no te diste cuenta y él ya siente que el espíritu santo le roció con luz divina. Está enamorado de ti y eso causa que se haga ilusiones.

     —Me gustaría recordarlo... Estuvimos muy cerca y no pude darme cuenta.

     —Eres demasiado distraído. —atacó JongIn.

     —Por favor, —interrumpió el mayor— los dos son igual de tontos. JongIn, no eres quien para decirle a TaeMin que es distraído, no hoy.

TaeMin suprimió una risilla. Kai había olvidado su almuerzo y con el poco dinero perdido en su mochila apenas le alcanzó para comprarse un pan simple y agua embotellada. De todos modos, TaeMin regresó a sus pensamientos de investigador cuando el rostro de M no apareció entre sus recuerdos.

Lo lamentable es que no es alguien que recuerde nombres ni rostros con facilidad. Una vez que se le queda grabado no se mueve de ahí, antes de eso era casi imposible. A Jinki le pasa lo mismo, pero a su hermano se le había desarrollado una extraña habilidad en donde puede fingir a la perfección conocer a la persona que está en frente de él.

     —Ya lo recordarás, o te dirá algo interesante la próxima vez —dijo JongIn. Ahora sí en un tono amable y un apaciguador para las ansias de TaeMin.

La hora del almuerzo estaba por terminar y TaeMin no tenía ganas de acabarse la comida. Estaba lleno de pensamientos incoherentes hasta que Jinki se postró en el marco de la puerta del salón con Dong Wook a su lado, el cual tenía un semblante indiferente.

     —TaeMin-ah, ¿Puedes venir un momento?

El aludido miró a sus amigos y alzó los hombros, no es raro que Onew vaya a buscarlo, pero sí cuando TaeMin no tenía ni idea de porqué iba a hacerlo. Aunque ya se imagina para qué lo necesita su hermano.

     —¿Qué pasó? —preguntó, a varios metros del salón.

     —Nos hacen falta alumnos para limpiar el gimnasio, sé que tienes muchas cosas que hacer pero una mano más nos vendría excelente. Si lo haces, quedarás bien con los maestros y eso te ayudará, por favor.

Sí, ya sabía que era para un favor.

Quiso negarse, más que nada porque quería encontrar la próxima carta en su buzón, pero negarse lo haría ver como un niño inmaduro que no quiere hacer nada. Jinki le ha enseñado muy bien a siempre ayudar, por mucho que quisiera decir que no.

Cartas para el Joven Lee [2Min]Where stories live. Discover now