El encuentro

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Varios días después, cuando me hube recuperado del esguince, las chicas y yo decidimos hacer una pijamada y como parte inevitable de este tipo de reuniones no pudo faltar el tema de los chicos. Así que ahora me encuentro escuchando a Olivia decir que había aceptado convivir con Mauricio, que puso como condición que buscaran un nuevo departamento, ya que, si iban a empezar esta nueva experiencia, debían hacerlo en un espacio nuevo para ambos, una lógica bastante aceptable y que él no puso objeciones.

    Sofí es la segunda en hablar, nos habla sobre lo que le pasa con Nico y como después de la noche en la que ocurrió mi "accidente", ellos han empezado a salir, que lo están tomando con calma, que cada uno habló de sus sentimientos y de la sorpresa de Nico al saber que es correspondido. El brillo en los ojos de Sofí es indescriptible. Luego de escuchar a ambas, es mi turno para hablar y sinceramente no tengo nada para contar, o sea no hay un hombre del cual hablar y eso es lo que les explico para cerrar la sesión "Habla corazón".

    En cambio, no es lo que mis amigas piensan. Aprovechando el momento de confesiones Sofía no aguantó la curiosidad y preguntó por el no muy reciente encuentro con Leo, seguida por la insistencia de Oli que, argumentando que ella no sabía de ese encuentro, pide que le cuente con detalles ese hecho y así lo hago incluso la breve visita de Leo la mañana siguiente, lo que dije y la forma en la que él reaccionó.
    —Eres increíble —hablan al unísono cuando acabo con mi relato.
    —No tienes arreglo —insiste Olivia.
    —¿Perdón? —dejo mi copa de vino a un lado.
    —¿No crees que fuiste un poco grosera?
    —Mar tú no eres así —interviene Sofía. ¿Por qué tratarlo de esa manera?
    —¿Ah no? —ironizo, ella cubre su rostro con uno de los cojines liberando un grito, frustrada— no te alteres, solo no lo quiero cerca.
    —Explícate —pide Sofía levantando su rostro— porque no entiendo.
    —No hay nada que explicar Sofí —digo mientras bebo de mi copa— no lo conozco y tampoco tengo interés en hacerlo.
    —Pasa que tienes miedo —concluye Olivia— ¿acaso te gusta?
    —No.
    —Marcia Barbieri ¿es posible? —habla mi otra amiga con sus ojos abiertos como platos ante la insinuación de Oli.

  Es cierto que Leo apareció en mi vida una noche cualquiera gracias a mi torpeza. Lo que desconocía era que tiempo después volveríamos a encontrarnos, que sucedería de forma tan poco convencional y que esta vez mi tobillo sufriera las consecuencias. Tampoco imaginé el efecto que le causaría a mi corazón con tan solo una mirada suya.

    No tengo como responder a lo que mis amigas insinúan porque ni siquiera he pensado en él de esa manera.

    —Creo que es tiempo para volver a empezar ¿no crees? —comenta Olivia, mientras rellena su copa y bebe de ella— Para enamorarte otra vez, de volver a confiar, todos sabemos lo difícil que puede ser, pero de eso trata la vida ¿no? De confiar, de arriesgarnos... —explica y yo la observo en silencio— Ya tuviste suficiente tiempo para ti y para sanar las heridas del pasado. Tienes que darte la oportunidad de conocer a alguien, si tiene que ser, la vida buscará la forma de cruzar sus caminos de nuevo, y si no es así no volverás a saber del él y continuarás con tu vida como siempre.
    —Además, nadie dice que ese alguien tenga que ser Leo —complementa Sofí— puede ser alguien más, pero si no te das la oportunidad, nunca lo sabrás.
    —Sabes que eso no va a pasar —aseguro. No tengo intención alguna de tener una relación sentimental.

    «Cupido y yo lo tenemos claro o ¿no?»

    —Conseguí adelantar mis vacaciones —comenta Oli dando un giro total a nuestra conversación. Hace tiempo venimos intentando coincidir y poder hacer un viaje juntas.
    —¡Sí! —exclama Sofía.
    —De hecho... —mi amiga duda ante lo próximo que va a decir— Mau también arregló sus vacaciones.
    —Olivia dijimos que haríamos este viaje juntas —reclama Sofi desalentada por no hacer el viaje como habíamos planeado.
    —Podemos viajar en grupo —propongo— claro si quieren.
    —¿En serio? —inquieren incrédulas.
    —Claro ¿por qué no? —sonrío— es más, elijan el destino y yo voy —al decir lo último sus rostros se iluminaron, y antes de que pueda recapacitar mi oferta empezaron a planear nuestras vacaciones.

Te mentiríaOnde histórias criam vida. Descubra agora