Introducción

11.5K 996 334
                                    

Introducción

LONDRES

DOS AÑOS ATRÁS.

''Wildest Dreams - Taylor Swift ''

TRINITY

Estoy segurísima de que la cabeza va a explotarme.

Y no, puedes creer que sí, pero no estoy exagerando.

Odio la música demasiado alta, odio toda la gente que me rodea, y odio no poder volver al hotel donde me estoy quedando. No tengo ni la mínima idea de donde se ha metido Maite, mi hermana, y ya estoy un poco harta de toda la gente que me cruza por el lado y me roza el brazo. Ni siquiera sé porque he caído en su juego y he aceptado venir con ella a una estúpida fiesta de fraternidad donde ninguna de las dos conoce a nadie.

Pero eso no es impedimento para Maite, porque ya se ha perdido por ahí.

Eso hermanita, disfruta de la juventud.

Me detengo cuando, entre el montón de gente, logro llegar hasta la cocina y apoyarme en la mesa. Al menos puedo decir que la música disminuye un poco y que ya no siento que la cabeza va a explotarme en cualquier maldito momento.

Estoy a punto de volver a llamar a Maite—para hacerle saber que ya deberíamos irnos porque mañana volvemos a nuestra ciudad—, cuando el mismo tipo que he estado evitando toda la maldita noche se me planta al lado, con toda la confianza del mundo, invadiendo mi tan querido espacio personal.

No lo conozco de nada, pero aparentemente en esta parte del mundo, el ''no'' de una chica es irrelevante. Me saca más o menos dos cabezas, cabello rubio, ojos claros y rostro de idiota. Es guapo pero un pesado que no me interesa conocer en lo absoluto.  Es que con apenas verlo me doy cuenta que es el típico chico que siempre se sale con la suya.

— ¿Ya te calmaste un poco, linda? —inquiere y apenas lo escucho me dan ganas de vomitar.  Es un maldito arrogante que no es capaz de entender que su carita linda no me impresiona en lo absoluto y que NO es no. 

Odio a los malditos hombres.

—Deja de llamarme así, —suelto, malhumorada. Siento su mirada recorrerme sin descaro alguno y de repente odio llevar un vestido tan ajustado al cuerpo y odio haberme maquillado, y los malditos tacones—no quiero tener sexo contigo, ¿por qué no eres capaz de entenderlo?

—Todo el mundo en esta fiesta quiere tener sexo conmigo, —dice, luciendo demasiado orgulloso por eso, —yo creo que solo te haces la difícil para parecerme más interesante.

Y, como si fuese poco, se me acerca otro poco y medio me acorrala entre la mesa y su cuerpo. El asco que siento es inmediato.

—Aléjate de mí, —le advierto, furiosa, —estoy a nada de romperte la cara por imbécil, que lo sepas.

Y él sonríe, de verdad, sigue luciendo orgulloso. 

— ¿Por qué no quieres? —Inquiere, alejándose un poco, —me veo como tu tipo y tú como el mío. Estamos los dos solitos y aburridos. Podríamos divertirnos un rato. Te aseguro que no te vas a arrepentir.

—No me interesa, gracias.

E intento irme, de verdad, pero el muy maldito me toma por el brazo y me detiene.

—Oye, linda, no seas así.

Es que, en definitiva, voy a matarlo.

He oído que el señor todo poderoso de vez en cuando toma las riendas de las cosas y decide poner personas en tu vida para que, en medio de más de cien personas, no cometas un asesinato.

Los demonios de los que estamos hechos. ©️Where stories live. Discover now