MÓVIL

Parte 7

Al otro día muy temprano, Jorge le pidió a su mujer que llevara al niño a visitar el doctor del pueblo, pero cuando Fidellia estaba a mitad de camino, se topó con un arriero que traía consigo dos caballos y una razón para Fidellia.

—Doña Fidellia, buenas tardes, que Jorge le manda a decir que se devuelva con el niño

Fidellia arropando bien al pequeño Luis, se subió al caballo sobrante y emprendió el camino de regreso a Portugal. A eso de las tres de la tarde, ya había llegado a casa, Jorge llevo a Fidellia y a su hijo, donde un extraño hombre, que vivía a unos cuantos metros de la finca, con quien Jorge ya había hablado antes la situación por la que estaban pasando. Era una casa rodeada de todo tipo de plantas medicinales, a su interior, había cuadros de diferentes divinidades, estampillas religiosas alabadas por velas, velones y sirios.

—El niño tiene mal de ojo, lo ojearon —decía aquel hombre mientras miraba el niño— tiene que matar lo que más aman en su casa.

—¿Qué es lo que más amamos en la casa? —preguntaba Fidellia

—Lo que más quiere uno en la casa—Repetía Jorge mientras se reía —el gallo Fide

—Tienen que matar el gallo de la casa, cortar una pata, y colgarla al cuello del niño —contestaba el hombre a sus dudas

Al regresar a casa, Jorge correteo el gallo, luego María del Tránsito, con ayuda del madero de la escoba presionó el cuello del animal contra el suelo, mientras que lo jalaba con fuerza por las patas, hasta que este se fracturara y quedara chapaleando por unos segundos, después lo llevo hasta una hoya de agua hirviendo, acto seguido lo desplumo, lo despellejo y deshueso; dividió las patas, muslos, contra muslos y pechugas, echó todo en agua, dejando las patas por fuera. Agrego sal, aceite y especias, acompañado de unos buenos plátanos verdes, papa y yuca. Tomo una de las patas la amarro a una cabuya y la colgó del cuello del niño como collar gurú. Una semana después como era de esperarse retiraron el collar.