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—¡Ay! —grito issho—¡no tan fuerte! —se quejó mientras veía mal a la oji–ámbar

—¡ya deja de quejarte! —le regaño mientras tenía en las manos una espina—van 12 y faltan 40 más—dijo algo cansada

—¿no puedes ser más gentil cuando las sacas? —cuestionó mientras se sentaba cruzado de piernas

—no fue mi culpa que usaras tu cuerpo, como escudo humano—dijo mientras sacaba otra espina de la espalda de el peli–negro

—no iba a dejar que tu fueras la que saliera herida por esa caída—pronunció con una sonrisa ladeada

—cuando yo te pida algo lo haces no si no lo pido—sentencia mientras sacaba las otras espinas—y todo por culpa de esos malditos monos—habló entre dientes

—no puedo creer que un grupo de monos casi nos mata—comentó

Bueno lo que paso fue que en su segundo intento por recuperar las cosas de sakazuki, pero para su mala suerte los monos siempre parecen jugar con ellos y esta vez no fue una exención, ya que cuando casi atrapan a la mona que tenía las cosas de sakazuki los engaño llevándolos a un barranco al menos no muy alto pero que tenía en el fondo plantas con espinas. Y pues issho uso su cuerpo para que sakazuki no saliera lastimada y pues por eso están así ahora.

—juro que cuando atrape a esa maldita mona la voz a hacer sopa de mono—sentencia aún más enojada

—si la puedes atrapar dirás—comentó, para luego callarse al ver el aura tan agresiva que rodeaba a la chica—sabes que olvida lo que dije—trago en grueso

—y listo la última—dijo, para luego lanzar la espina con el montón que ya había

—gracias—pronunció mientras se volvió a poner la parte superior de su yukata

—no fue nada—respondió mientras se sacudía un poco el polvo que tenía en las rodillas—mañana lo volveremos a intentar—ordenó para luego caminar rumbo a la casa

—no tengo otra opción de todos modos—murmuro para luego seguir a la de mayor altura

Y así ambos emprendieron el camino devuelta a la casa, la cual quedaba un poco lejos de donde había llegado por perseguir a un mono.

Cuando ambos llegaron la primera en ir a bañarse fue sakazuki, issho ya estaba tratando de acostumbrarse a verla con una toalla o con ropa que casi siempre le quedaba ajustada.

Después de todo el cuerpo de la joven era demasiado "grande" para algunas de las prendas que issho le podía dar o prestar incluso algunas llegaban a romperse.

Por mientras en el pueblo algunas personas seguían tratando de que sakazuki fuera una de las concubinas de sus hoteles, las cuales issho se encargaba de alejar o espantar pero la gran mayoría no se quería rendir.

Incluso una vez el mismo se sintió un poco atraído cuando la vio en prendas menores.

No lo va a negar él incluso entendía porque la gran mayoría no se había rendido sobre tener a sakazuki como empleada.

—oye Saka–san—habló mientras se servía un poco de té

—¿que sucede issho? —preguntó mientras no despegaba su vista del techo

—bueno es que la gente del pueblo...eh... ¿Tu sabes a que se dedica la gente del pueblo? ¿Verdad? —preguntó algo nervioso y de que sus palabras incomodaran a la chica

—más o menos—contestó sin dejar de mirar el techo—son como se hacen llamar ¿vendedores de placer? O algo así era—continuó mientras se ponía de pie

—son más bien, personas que contratan a personas que están dispuestas a vender su cuerpo por dinero—específico tratando de no sonar tan "vulgar"

—en términos simples, prostitutas—dijo sin rodeos mientras se sentaba para poder comer—sí lo he notado después de todo no vez todo los días a mujeres con tan poca ropa al igual que a los hombres—siguió sin dejar su tono de voz y mirada neutra

—precisamente—dijo algo incómodo—bueno...es...qué.... —realmente ahora estaba tartamudeando por los nervios

—escuche muchas veces a la gente hablando descaradamente de como sería yo haciendo "eso"—informó, lo que hizo que el contrario tuviera una expresión entre enojo y pena

—y eso ¿no te molesta? —cuestionó mientras se inclinaba un poco más hacia adelante

—claro que sí, pero los ignoro ya que su maldita opinión me vale un pito—respondió para luego darle un mordisco al pan

como puede ser que tenga a una mujer tan impaciente, enojona, sin miedo, vulgar y a la vez tan amable, protectora y honesta hasta el punto de dar miedo—pensó el joven algo divertido

—¿que es tan divertido? —preguntó sakazuki al notar como si acompañante se empezó a reír de la nada

—nada importante, solo me acorde de algo divertido—contestó, mientras tomaba un sorbo de su té

—amante del té—comentó

—al menos no soy una adicta a los baños—le contestó

—Tu'che —

Sin duda sakazuki era una joven bastante interesante en muchos aspectos ya que era única, issho se prometido mentalmente que nunca dejaría que sakazuki se volviera una mujer como de las que había en su "ciudad" como lo fue su madre.

Sakazuki por otro lado recordó de donde conocía a issho, el era Fujitora uno de los futuros almirantes a ella le interesó conocer su pasado su vida, incluso llegó a pensar que él destino lo ayudó a conocerlo pero ella ya tenía una meta fija en su mente y esperaba llegar a cumplirlo.

Ambos internamente se estaban prometiendo conocer y proteger al otro pero ninguno de los dos lo diría en voz alta por su honor y ego.

Sin duda sakazuki viviría muchas cosas con issho de las cuales algunas nunca pensó vivir de nuevo en su vida.

Continuará....

Soy...Sakazuki Akainu?!Where stories live. Discover now