//Chapitre 53//

248 39 53
                                    

Primera vez.

La mansión Agreste había sido terminada de construir, un proyecto ambicioso, pero que gracias a las insistencias de Gabriel, se había podido concretar y hoy la enorme casa veía la luz del sol.

Emilie se encargó de la mudanza, Gabriel la ayudo, pero esto era mucha tarea para ambos, la rubia tenía muchos proyectos y el ni hablar, era el número uno de la industria y debía superarse cada minuto para no caer, había muchos aspirantes copiandolo y sin duda podría ser superado en cualquier momento.

─Creo que debemos contratar alguien que nos ayude. . .Amelie y Francis contrataron hace poco un asistente y sus vidas se simplificaron por mil─ hablo la rubia mientras sacudía polvo de sus manos

─No me gustan los asistentes, son torpes y se equivocan, además de que cuando les entregas confianza se creen como uno, no me voy a romper el alma trabajando para que otro abuse de mi poder.

─No seas testarudo.

─No lo soy.

─Te guste o no voy a contratar alguien que nos ayude.

─Como quieras mi amor, pero quiero dejar bien en claro que estoy en completó desacuerdo.

La mujer lo beso, ambos siguieron trabajando, costo, pero en pocos días la mansión se vio como una casa normal, fue ahí cuando la rubia, antes de partir al rodaje de su película, puso un anuncio y comenzó las entrevistas para el trabajo; parecía increíble pero se presentaron muchas personas, rápidamente se formó una enorme fila que llegaba hasta la oficina del alcalde.

Había gente de todas las edades, nacionalidades, etnias y demás, las primeras cien personas no pasaron el filtro que la rubia había impuesto, quien se quedará con el puesto debía ser alguien que pueda trabajar bajo presión y pudiera hacer cualquier tarea sin negarse, nunca se sabía cuándo podría surgir un imprevisto o algo por el estilo.

Los días pasaron y finalmente llegó lo que tanto estaban buscando, su currículum era inmenso, tenía dos títulos y una maestría apoyada por la universidad de Francia y otras instituciones de prestigio.

─La verdad sería una tonta si dejo escapar alguien con semejante carrera, ¿pero de verdad quiere trabajar aquí?.

La mujer frente a ella, vestida prolijamente, con su cabellera negra como la noche cayendo por su espalda y aquel mechon rojo que destacaba sobre su rostro, se rió ante la pregunta descolocando a su entrevistadora.

─Tuve muchos trabajos. . .ninguno supo adaptarse a lo que quiero, siento que ser asistente será algo que me gustará─ respondió tranquila

─Esto no es un juego, si la contrato será por bastante tiempo, ¿que haré si usted se aburre?.

─No lo haré, tranquila.

─Entonces no seguiré más─ extiende su mano ─Señorita Sancoeur, está usted contratada

La primera tarea de Nathalie como miembro de la mansión fue salir y comunicar que el puesto ya no estaba disponible, luego, organizo un par de cosas, escoltó a la señora hasta el auto para poder ser trasladada hasta su trabajo y luego le tocó la peor tarea hasta el momento, presentarse y ayudar al señor Agreste.

La mujer entro a paso tranquilo al atelier, camino por el y rápidamente fue atrapada por unos brazos firmes que la tomaron de la cintura.

─Amor que bueno que vienes, no me puedo quitar estás telas de encima, ¿me ayudas por favor?.

Nathalie con todo el nerviosismo del mundo, lo miro, este tenía telas cubriendo toda su cabeza y estaban enredadas; con sus manos temblorosas se acercó a el y se las empezo a quitar, cuando el hombre fue libre ambos se quedaron viendo, ella eclipsada por su belleza y el asombrado por no saber de quién se trataba.

─¿Quien eres?.

─Lamento mi falta de respeto. . .mi nombre es Nathalie Sancoeur, y a partir de hoy seré su asistente ejecutiva.

─¿La antropologa del centro de investigación parisino?.

─Si. . .¿cómo sabe de mi?.

─Su más reciente investigación fue muy interesante, leo ensayos cuando estoy aburrido.

─Me halaga saber que alguien tan importante como usted llegó a leer mis producciones, generalmente solo lo hacen estudiantes y porque es bibliografía obligatoria─ comento con desilución

─Creame que debe tener fans fuera de sus alumnos, es usted muy buena en lo que hace. . .¿pero porque pide trabajo aquí?.

─Hay dos razones válidas, pero no creo que usted tenga el tiempo para escuchar, ya confeccione su agenda y dejé todo listo para que pueda acercarse a la prueba de pasarela.

─Tengo tiempo, quiero oírte─ replicó al mismo tiempo que ignoro todo lo que había dicho

─Bueno, amo mi trabajo pero no quiero estar encerrada en el mismo lugar durante años─ el asiente ─Y también insulte al director del instituto por lo tanto me quedé sin empleo, ningún otro centro de investigación quiere tomarme y ni loca daré clases, sería humillante

─¿Y ser mi asistente es menos humillante?.

─Bueno. . .su fama opacara la mía, nadie se va a dar cuenta de que lo asiste una ex investigadora renegada e insolente, solo se van a concentrar en usted.

Gabriel rio como nunca antes lo había hecho, y con ese simple gesto hizo latir el corazón de la contraria, tan rápido que tenía miedo de desmallarse ahí mismo.

─No queria un asistente cuando mi esposa me lo propuso, pero déjeme decirle señorita Sancoeur, que usted me agrada, y mucho. Prepare sus cosas, vendrá conmigo, quiero volverla una experta en el mundo de la moda, siento que a partir de hoy usted será mis ojos y oídos, gracias a ti, podré diseñar sin preocuparme de cosas tontas como checar la pasarela o si la iluminación en buena.

Gabriel sonrió, tomo la mano de la mujer y salió junto con ella del atelier, este momento quedaría marcado como el inicio de una larga amistad, que algún día por las circunstancias de la vida, se volvería algo más.

Miraculous: Demasiado PequeñoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz