cap 12

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En todo el trayecto estuvo en silencio, pude notar que atrás nuestro habían autos que nos seguían, en un momento creí estar paranoica, cuando vi los flashes supe que mi mente no me engañaba. Daniela también sintió la presencia de estas personas que nos seguían, pero ni siquiera dijo nada, se mantenía en silencio.

- ¿Pasa algo? Te arrepientes de ir a comer conmigo? – ella me miró, al hacerlo me sonrió mostrándome su perfecta dentadura blanca, que al instante también me hizo sonreir – me gusta tu hermosa sonrisa.

- No me arrepiento de ir a comer contigo ¿qué te hace pensar eso? – ella quedo en silencio esperando mi respuesta sin apartar la mirada, sospeché que hizo oídos sordos a mi último comentario ya que ni siquiera dijo gracias o algo por el estilo.

- Has estado callada en todo el camino.

- Estaba formulando preguntas para hacerte – se acomodó más en el asiento del auto – ¿responderás a todas las preguntas que te haga?

- Algunas no podré responderlas.

- ¿Y eso por qué?

- Porque no tendré la respuesta.

- Entiendo.

El silencio volvió a estar en nuestro alrededor, miré por el retrovisor y vi como el chofer me observaba a cada rato, de seguro para ver si tengo algun parecido a Anna, ahora que me acuerdo los de la empresa también tenían esa misma mirada en mí.

- Frustrante – susurré.

- ¿Qué dijiste?

- Que estamos por llegar – ella solo asintió, al parecer no escucho lo que en realidad dije, es mejor así, no le explicaría porque dije eso.

Después de unos minutos el auto se detuvo, bajamos en el restaurant, en el cual dos hombre uniformados con unos trajes negros estaban esperándonos en la puerta, de seguro Laura o Camila habrán organizado esto antes. El chofer abrió la puerta, extendiendo su mano para que bajara, imitando el mismo gesto con Daniela, nos acercamos a aquellos hombres.

- Buenos días señorita Wintour – me sonrió – ya tenemos preparada la mesa de siempre – solo asentí –seré su servidor, pueden decirme Matt, por favor acompáñenme – el hombre empezó a dar pasos entrando al lugar mientras nosotras lo seguíamos, el hombre que estaba junto a el desapareció, dejándonos solo a nosotros tres.

- ¿Vienes seguido?- preguntó.

- En realidad...

- ¿Quieren algo de tomar mientras les traigo el menú? – dijo mientras separa la silla de la mesa, permitiendo a Daniela sentarse.

- Gracias – hizo lo mismo conmigo, tomé asiento. Estábamos una frente a la otra.

- Tráigame el vino de siempre – sonreí segura para que el buen hombre me siguiera la corriente o por lo menos con la esperanza de que alguna de las chicas le haya dado alguna sugerencia sobre que debía hacer él si pedía algo.

- Claro señorita – me sonrió y se dio la vuelta, un suspiro de alivio escapó de mis labios, cuando el hombre se alejó.

- Es un lindo lugar – solo asentí.

-¿Tienes listas tus preguntas?

- Sí – hice una seña con mis manos para que empezara con su interrogatorio –¿dónde naciste? –la miré confundida – digo porque no tienes un acento británico como tu tía.

*Piensa Poché, algo que sea muy creíble*

- Nací en Colombia, pero a los dieciocho me mudé aquí, el acento neoyorquino se volvió parte de mí.

- ¿Edad?

- Veinticinco, cumpliré los veintiséis pronto – unos menús se posaron frente a nuestros ojos, tomé el que estaba cerca mío, mientras observaba como aquel hombre dejaba un vino dentro de un balde de aluminio con mucho hielo.

*Todo esto saldrá más de lo que yo he gastado en toda mi vida*

- ¿Qué ordenaras? – alcé mi mirada, ella seguía esperando mi respuesta.

- Una ensalada – le devolví el menú al chico.

- Lo mismo – ambas nos miramos y sonreímos a la vez.

- Me gusta tu sonrisa – de alguna manera era cierto, que se lo digiera no pasaría nada malo.

*¿Qué más te gusta de ella? *

* Nada más, ¿debería gustarme algo mas?*

*Es hermosa*

Miré a Daniela, mi mente tenía razón ella es hermosa, demasiado, me gustaba como colocaba un mechón de su pelo detrás de su oreja o como se resaltaban sus hermosos y redondos pómulos con el simple hecho de sonreír a medias.

*Te gusta*

*No, no me gusta, no soy así*

*Lo sé pero no me gusta, ella es solo un proyecto*

*No tiene nada de malo que te guste*

* Ten cuidado entonces*

*¿Qué quieres decir con eso?*

- Maria José- su mano se movió frente a mí llamando mi atención.

- ¿Dijiste algo? – ella rió y asintió, apuntó a mi plato, cuando bajé la mirada tenía la ensalada en frente mío, igual que ella – lo siento – susurré.

- ¿En qué pensabas? – tomé un cubierto y con este metí un poco de ensalada en mi boca.

- En ti – al darme cuenta de que dije la verdad la miré, ella no parecía mal por escuchar eso – perdón lo dije sin pensar, no te enojes.

- Está bien, a veces suelo estar en las mentes de personas – rió a lo bajo y sonreí, tenía una actitud que me hacía sentir cómoda.

- Entonces te habrán dicho que eres hermosa.

- Muchas veces, pero no de una chica que al parecer esta interesada en mí.

- ¿Tan obvia soy? – ella alzó ambas cejas, ella solo bromeaba y yo no me había dado cuenta – mejor sigue preguntando – dije antes que entre nosotras reinara el silencio.

- ¿En qué universidad estudiaste? De seguro en una de las mejores.

- Estudié en CUNY – fuí sincera, no mentiría sobre en dónde estudié, me sentía orgullosa de haber estudiado ahí.

- Espera es una universidad estatal.

- Sí lo es.- afirmé.

- Pero no entiendo – su expresión era como si debatiera con ella misma.

- Me volví independiente, no quería depender de mis padres eso significaba que no tenía dinero para una universidad privada.

- Pero ahora dependes de tu tía.

- En realidad no, trabajo junto a ella y cobró un sueldo, ella solo quiso que trabajara junto a ella y por eso estoy ahora junto a ella.

- Creí que serías....

- Una persona egoísta dependiendo del dinero de mis padres o de mi tía? – ella asintió, teníamos el mismo pensamiento, yo también hubiera pensado lo mismo si fuera ella – bueno no lo soy.

- No tengo nada mas que preguntar – ella le dio un trago al vino que ya habían servido en su copa.

- Bueno yo tengo una.

*pregunta algo que ella entienda que le importas en la forma amorosa y no como amistad*

- ¿Estás de novia aún con Jed?

-Cierto – sonrió.- Lo había olvidado, sí aún estoy con él.

No pude evitar sonreir, no por el hecho que ella seguía de novia, eso no me importaba, si no porque hice que se olvide completamente de él, eso significaba una cosa y espero estar en lo cierto, de alguna forma le intereso a Daniela Calle.

*Puede que esto funcione después de todo, ¿qué será lo que piensa en realidad de mí?, ¿qué cruza por tu mente Calle?*

Me quedé observándola mientras comía la ensalada.

Treinta días para enamorarla | Adaptación Caché | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora