Capítulo 4: Huida

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Buscó entre los contactos del celular de Evan Clare encontrando que solo tenía tres números agregados. Uno de ellos era el de la amable mesera, Trudy.

Suspiró aliviado y a pesar de que eran altas horas de la noche presionó el icono de llamada a lado del nombre.

Evan estaba escondido en el baño, todavía sacudido por lo que había sucedido hacia algunos minutos. Le resultaba difícil de asimilar el hecho de que un proxeneta hubiera venido a buscarlo, trayendo un cliente consigo. Peor aún, le debía dinero y por las amenazas sabía regresaría.

Cuando la llamada conectó, se apresuró a hablar.

—¿Trudy? Soy Evan, sé que es tarde, pero… pero de verdad necesito ayuda.

Cariño, ¿qué pasa? —preguntó la mujer mayor, con mucha preocupación. Su voz era ronca, obviamente la había despertado.

—Yo… —No había forma de explicarlo sin que sonará raro, así que solo debía seguir la corriente, asumir las consecuencias por el propietario original—, cometí un error. Y… me arrepiento mucho de eso.

Oh, no, Evan. ¿Qué fue lo que hiciste?

Le explicó superficialmente la situación confesando había estado desesperado por obtener dinero y no había estado pensando con claridad, Trudy lo regañó, pero también lo felicitó por recapacitar, prometió que le ayudaría.

Colgó y se guardó el teléfono en el bolsillo del pantalón. Segundos después se paró frente al espejo para ver sus ojos enrojecidos, no por primera vez sintiendo ganas de llorar y gritar, maldecir por encontrarse en esa situación. Haber decidido aceptaría todo y seguiría la corriente no eran tan fácil como durante esa mañana. «¿Pero, qué puedo hacer?»

Hubo un suave toque en la puerta.

—¿Papá?

Limpió una lagrima rebelde en su mejilla, para después aclarar su garganta. Salió del baño, encontrando al pequeño Chris despeinado y adormilado, entonces el niño lo miró fijamente.

—Deberías estar dormido. ¿Qué ocurrió? ¿Una pesadilla?

Chris bajó la mirada, asintiendo.

—Bueno —susurró, agachándose para tomarlo en brazos—, las pesadillas no son reales. Vuelve a la cama y descansa un poco más… Pronto tendremos que irnos.

Acostó al niño sobre la cama, cubriéndolo con la delgada sábana.

—¿Por qué? ¿A dónde iremos?

Se sentó junto a él.

—Iremos a otra ciudad. Muy lejos, para que pueda encontrar un trabajo.

Chris se tapó la cabeza con la sábana.

—¿Es porqué esos hombres te gritaron cosas feas?

Había sido tonto esperar no se hubiera percatado de nada.

—… ¿Cuánto escuchaste?

—Papá… ¿trabajará con ese hombre?

—No, nunca.

Probablemente Chris no entendía lo que estaba preguntando, pero aún así quiso hacerle entender que nunca tomaría un trabajo como ese si no fuera la última opción, quizás para el otro Evan había sido así, pero no para él. No lo juzgaba, solo... Él no podía hacerlo. Había mucho que podía hacer aún.

Ya había hecho un pequeño plan en su mente, lamentablemente la visita de aquel hombre lo obligaba a apresurar las cosas.

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Despertando como un personaje secundario en una novela BLWhere stories live. Discover now