Capítulo 10: Ser afortunado

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Chris no podía despegar la vista de la puerta blanca por donde Evan había entrado hacia casi una hora.

Recordar la mirada llena de temor del omega lo tuvo cerrando sus manos en puños sobre su regazo, exteriorizando así la ira que saturaba su interior, una ira dirigida hacia si mismo. Recordar sus lagrimas provocó que un sentimiento de culpa consumiera esa ira, culpa que solo creció al comprender dejarlo en la ignorancia de lo que era lo había puesto en peligro.

Ahora Evan sabía ocultaba algo. El pensamiento sobre que ese hombre tal vez se retractara de sus palabras lo mantenía al borde del asiento, hacia sus manos sudar en pánico. Chris no quería pensar en porque se sentía así, no entendía porque no podía dejar de darle vueltas a las palabras de ese hombre. Evan no le estaba diciendo todo lo que sabía y tampoco esperaba él lo hiciera, no sabía como había logrado ver a través de él, ni tampoco porque había decidido revelarle no era su padre.

Se obligó a bajar la cabeza y así apartar la mirada de la puerta del consultorio. Ese hombre había dicho que estaba dispuesto a cuidarlo, que deseaba ser su padre.

Había dicho que lo quería.

Nunca nadie le había dicho algo así a Chris. Nadie jamás le había dedicado un te quiero en sus quince años de vida.

Al rememorar la mirada llena de cariño y el suave beso en su frente la mirada del niño se enrojeció debido a lagrimas no liberadas. Chris frunció el ceño, el omega seguramente estaba mintiendo, seguramente tramaba algo, quizás también querría usarlo, como su padre.

En la sala de espera había otros omegas y betas, también otros niños reunidos en una esquina donde había una mesa con juguetes. Una madre sentada a su lado lo miraba de reojo debido a la preocupación, sin darse cuenta Chris había comenzado a temblar.

—Tú padre estará bien. Pronto saldrá —dijo la mujer, ella creía quizás Chris era de esos niños que temían a los médicos, por lo tanto se sentía preocupado por su papá.

Chris le lanzó una mirada, la mujer, quien había estado apunto de darle un toque buscando tranquilizarlo, sorprendida, se quedo completamente quieta ante la ferocidad en sus ojos.

En ese momento la puerta se abrió, Chris giró la cabeza y dejó la silla, al darse cuenta de su abrupta acción se quedo quieto, sintiéndose fuera de control, antes también había actuado sin pensar, cuando había rodeado al omega con sus brazos, sin embargo no podía reunir ningún sentimiento de arrepentimiento en su interior por haber hecho eso. Si viera a Evan llorar, probablemente lo volvería hacer, no, una parte de él parecía estar dispuesta a hacer cualquier cosa para no volverlo ver llorar.

Evan salió y sus ojos cayeron de inmediato sobre Chris, al verlo, Evan sonrió cálidamente, sus ojos verdes transmitían solo una cosa, cariño.

«Me quiere», ante ese pensamiento y sin que se diera cuenta, el sentimiento cálido que había estado presente antes terminó de envolver por completo su corazón.

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Evan se sentía mucho más tranquilo ahora que tenía una caja de supresores en sus manos, después de tomarse una pequeña pastilla blanca, metió la caja dentro de la bolsa de plástico que contenía otros productos básicos usados por omegas, cerró la botella de agua en la mesa.

El médico había dejado claro solo podría proporcionarle una cantidad limitada de dichos productos, en especial de los supresores, eso únicamente si se inscribía en un plan de atención médica gratuito manejado por la ciudad del que el albergue era parte, había hecho una excepción al entregarle esas cosas a Evan cuando este le había mentido y dicho había perdido sus supresores y era nuevo en la ciudad.

Despertando como un personaje secundario en una novela BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora