Capítulo 33: Preocupaciones

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Mientras Evan le ayudaba a retirar los platos y tazas donde habían comido el postre, Adam permaneció sentado frente a su hijo, la mesa de centro los separaba. El niño evitaba mirarlo, así como también evitaba mirar la mesa y protecciones en las esquinas de esta. Lo había hecho durante toda la comida en la mesa comedor y luego en la sala de estar.

La conversación no había fluido mucho, mucho menos lo hacía ahora que Evan estaba ocupado en la cocina.

Vio como su mirada ceñuda iba a la mesa otra vez, parecía hacerlo sin darse cuenta.

—¿Hay algo que te moleste, Chris? —Conocía la respuesta, pero no porque un gesto tan pequeño lo molestaba.

El niño lo miró durante un largo segundo, sus ojos profundos y complicados. Adam realmente quería saber que era lo que estaba pensando. Quería saber muchas cosas sobre su hijo.

Como porque a veces mostraba emociones no adecuadas para alguien de su edad en sus ojos. Porque sentía la necesidad de ocultar como se sentía. O porque había tenido que madurar tan rápido.

Aunque podía imaginarlo.

Chris estaba acostumbrado a las carencias y a guardar para si sus deseos para no molestar a su padre. La vida de un omega no era fácil en su sociedad, mucho menos uno que era papá soltero sin estudios y ningún apoyo familiar, su hijo y Evan habían vivido en una casa de acogida hace tan solo unos meses.

Su diminuto y austero departamento lo había sorprendido, pero se había negado a comentar algo no queriendo sus palabras fueran malinterpretadas, ambos claramente estaban orgullosos de su hogar, ofrecerles pagarles un departamento generaría una respuesta opuesta a la que pretendía. El omega ni si quiera estaba dispuesto a recibir una pensión, y eso era algo que todavía estaba por discutirse.

Que Evan esperará el momento adecuado para mostrar sus verdaderos colores todavía podía suceder, aunque parecía poco probable hasta ahora.

—No era necesario —declaró Chris, su pequeña expresión tensa.

Solo miró instándolo a seguir y explicarse.

—Los arreglos, todo eso…

Adam había leído mucho sobre como volver una casa segura para un niño, había leído sobre el tipo de accidentes que podían ocurrir si no se tomaban algunas medidas, aún dentro de su propio hogar un niño podría estar en grave peligro, leer casos que exponían ejemplos de eso lo había llevado a volver seguro el departamento.

Quizás demasiado.

Sin embargo, no se arrepentía, quizás Chris había demostrado ser un niño competente y cuidadoso, pero no quiso arriesgarse en su primera visita, la cual pretendía no fuera la última.

—Más vale prevenir que lamentar.

Su hijo tan solo lo miró cabizbajo y apartó la mirada.

El silencio cayó una vez más sobre ellos.

—¿Estas leyendo la enciclopedia? —preguntó, mencionando su último regalo. Un intentó por iniciar otra conversación.

Chris solo asintió.

Realmente era más sencillo conversar con Chris cuando Evan estaba cerca como conciliador.

Adam decidió que sería mejor entregar su regalo ahora, Evan terminaría pronto y sería un buen momento para hablar con ambos.

—Espera aquí —pidió, poniéndose de pie.

Se dirigió a su oficina para tomar una carpeta azul del escritorio, revisándola una última vez volvió a la sala de estar. Se sentó junto a Chris y simplemente le tendió la carpeta.

Despertando como un personaje secundario en una novela BLWhere stories live. Discover now