Conociendo A Mi Alfa ~ TaeJin [Omegaverse]

~12.1~

"Flor de Chocolate: Su aroma es como un fuerte vainilla dulce, los omegas más pasionales suelen tener este aroma".

"Chicle: Es un aroma para omegas sofisticados y un tanto atrevidos a veces". —

<Guía de Aromas del Omegaverse>

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El pequeño omega de cabello rubio repasaba sus apuntes tranquilamente, sentado en la alfombra mullida de la pequeña sala de estar, apoyando su libreta en la mesa de café, tratando de memorizar las fechas de los eventos históricos que entrarían en el examen de la semana siguiente. No había podido estudiar mucho con su fiel amigo, Jungkook, pues este andaba con la mente en las nubes, suspirando con la cabeza apoyada en su mano, y sus ojos de corazón, desde que su pareja destinada apareció. Jimin no podía culparlo, pues él mismo estaba sumergido en una eterna luna de miel con su alfa, hace varios meses, incapaces de pasar demasiado tiempo alejados, sin sentir el toque del otro, así sea el roce de sus manos.

Desde el sofá, imitando la acción de Park, Namjoon hojeaba un libro, leyendo un par de párrafos, e interrumpiendo su lectura para echarle un vistazo al rostro de su novio. Éste fruncía el ceño y sus labios de algodón, casi rebotaban entre sí, mientras murmuraba palabras ininteligibles, en su afán de memorizar. A veces, se dedicaba a morder el extremo del bolígrafo, y los pensamientos de Namjoon se volvían volátiles al apreciar la manera en que esos mismos abultados labios, rodeaban el lápiz. Al percibir el incremento de su aroma, sacudía la cabeza, golpeándose internamente por ser tan hormonal, regresando la mirada con molestia a las páginas de su libro de economía. Fuera de eso, era una típica tarde entre semana, para la pareja.

Un par de golpes firmes en la puerta, hicieron a ambos alzar la vista hacia ésta, para luego mirarse entre sí, preguntando sin hablar, quién llamaría con su puño, cuando tenían un timbre. Sin embargo, los toques se oyeron una vez más y sin darle demasiadas vueltas al asunto, Namjoon tiró su libro a un lado y se puso de pie, caminando en calcetines, para abrir a la persona del otro lado. Sus ojos se removieron en confusión, ampliándose al notar a tres desconocidos. Dos betas y una omega, todos con una credencial del gobierno en sus sacos formales. El pánico punzó casi dolorosamente en el pecho del alfa, al tiempo que un sudor frío bajaba de su espalda hasta sus pies, en cuestión de segundos.

—Buenas tardes —el saludo del beta, que parecía ser el tipo a cargo, le revolvió el estómago. Era cordial, pero tajante, lo que le daba una sensación abrumadoramente mala a Namjoon. —Recibimos el reporte de que un menor de edad, presentado como omega, está viviendo en este lugar, junto a un alfa —expuso, haciendo pasar saliva al aludido, quien permanecía con la mano firmemente agarrada al borde la puerta, buscando algo a lo que sostenerse, mientras todos sus temores se materializaban frente a él. —Sabemos de buena fuente que, el alfa en cuestión, que imagino que es usted... —lo miró de pies a cabeza, en un escáner visual que lo hizo sentir inferior, a pesar de su casta. —...no comparte ningún tipo de lazo familiar, por lo que, nos vemos en la obligación de averiguar qué es lo que está pasando, pues... eso es completamente ilegal, según la ley de protección a los omegas —citó, y Namjoon supo que estaba perdido. Era evidente que su casera, o las vecinas de los otros edificios, habían abierto la boca, tirándolo de cabeza contra el servicio de menores. —¿Podemos pasar? —preguntó, aunque su pregunta no esperaba una invitación al interior del humilde departamento de Namjoon, sino más bien, se oyó como un aviso de que entrarían de todos modos. El hombre sacó del folder que sostenía, una orden de un juez de la república, que le entregó a Namjoon, la cual el alfa leyó atropelladamente, entendiendo que no podía negarse a nada. Aun sentado en la alfombra, Jimin miró a su novio con los ojos enrojecidos y cargados de lágrimas, comprendiendo lo mismo que el otro, mientras los recuerdos de su hermano mayor siendo llevado a la fuerza por un par de tipos luciendo igual que los que acababan de irrumpir allí, lo abordaban.