La galería del Corazón y la caja

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-¿Hola?, ¿Papá?- la joven estaba al teléfono, pero no podía escuchar muy bien del otro lado gracias a todo el ruido en el hotel

-¿__________?, ¿Eres tú?, ¡Qué sopresa pequeña flor!- ella se sorprendió tanto como quien le hablaba

-¿Sandro?, Que gusto volver a escucharte, ¿Está mi papá por ahí?

-Por desgracia no, salió por lo del festival del arte, ¿Ya estás aquí en Verona?

-¡Sí!, Es hermoso estar por aquí de nuevo, iremos en un rato

-¿Iremos?, ¿Es que la pequeña flor viene acompañada?

-¡Así es!, Es una historia curiosa, me gustará contarles a ti y a papá, nos vemos ahí- y así ambos se despidieron afectuosamente a través de un teléfono

Ella se apresuró a entrar de nuevo al hotel y llegar al piso correspondiente de la habitación donde se hospedaban.

-¿Señor Tintín?- tocó la puerta delicadamente unas tres veces

-Adelante- al abrir se encontró con un Tintín muy bien arreglado y listo

-Se ve usted muy bien, si me permite decirlo- ella sonrió

-Ah, pues muchísimas gracias, señorita, ¿También tomara un baño?, Para ir por un café o algo- ella negó enseguida

-No, no se preocupe, si quiere nos iremos justo ahora, no quisiera perder más tiempo- tomó su bolsa, en dónde volvió a encontrar esa pequeña caja, la cual sacó

-Es verdad, habiamos olvidado por completo esa cajita- ella se sentó en la cama para mirarla, estaba finamente envuelta en papel craft

-Supongo que hay que abrirla... ¿No?- se rascó la cabeza y comenzó a desenvolver

Encontró una hermosa caja de madera, tallada a cada detalle, una caja musical con detalles que hacían alusión al mundo artístico, y junto con ella una pequeña nota.

Hizo caso primero a la melodía que desprendía la cuerda de la caja, está le trajo muchos recuerdos de su temprana edad, los cálidos momentos que pasaba con su familia.

La nota parecían ser solamente unas cuantas palabras, pero muy significativas para ella, pues sus ojos estaban bastante cristalinos.

-¿Está bien, señorita?- Tintín se sentó a su lado

-Si, no se preocupe...- guardó la nota en su bolsa nuevamente, y cuando la melodía de la caja terminó tuvo el mismo destino -hay que irnos- le miró sonriente

Y así salieron del hotel para tomar un taxi rumbo a la galería, la cual por obvias razones estaba algo llena, pero no fue complicado abrirse paso entre la gente.

El pobre Tintín entre cada paso que daba se ponía más nervioso, no sabía que ocurría, y aún más se cuestionaba su falta de profesionalismo al ser reportero y tener miedo de hablar con otra persona.

-¡Pequeña flor!, ¡Que alegría!- un muchacho no más grande que ambos corrió a abrazarla y alzarla dando vueltas

Obviamente el pelirrojo no entendía que sucedía, por un momento se desconcertó bastante, pero por suerte __________ le explicó.

-Señor Tintín, me gustaría que conozca a un gran amigo de mi padre y mío, Sandro; Sandro el es Tintín, me ha acompañado de una punta del globo terráqueo hasta otra- se dieron la mano, pero al hacer contacto, parece que ambos tenían algo en común, y eran los singulares gustos

-Es un gusto, señor Tintín, nos agradará tenerlo de visitante

-El gusto es mío, señor Sandro, es una galería hermosa- sonreían, no muy sinceros

El Secreto Escocés (Tintín & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora