XII

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«Siento que cada vez que nos miramos... Lo amo más, lo deseo más, Alya. La única razón por la que vine aquí es porque él me lo pidió, con sus lindos ojos y su hermosa sonrisa. »

«Pareciera que los efectos empeoran cuánto pasa más tiempo. »
Alya suspiró, ya cansada.

Desde que se habían separado de Adrien para irse a la panadería, Marinette había estado despotricando sobre el rubio durante cada minuto.

«Marinette, mañana podrás verlo en el colegio, estará muy contento de verte. Es por eso que deberías tomar un baño, comer algo y luego dormir. Recuerda lo que te dijo.»

«¡Es verdad! Sí, si hago lo que me dice...»La azabache cerró los ojos y parecía estar imaginando algo.

«Está bien chica, por favor no hagas algo imprudente. » Alya observó como Marinette se dirigía al baño, menos mal le habían comentado lo que pasó a Tom y Sabine. Ellos podrían hacerse cargo. La conocían y sabían distraerla aún mejor que ella y Adrien.

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El día siguiente no tardó en llegar, Marinette se levantó emocionada, se bañó y desayunó, ¡Estaba por volver a ver a su amado!

Sus padres la vigilaron en todo momento, hasta que ella se dirigió al colegio. Y en la entrada misma se encontró con Alya y Nino, quienes la miraban con una sonrisa. Aunque la de Alya ocultaba preocupación.

«Hola Mari, ¿Cómo te sientes hoy?» dijo Alya, abrazándola.

«Muy...» Marinette recordó que Adrien la hizo prometer que iba a actuar lo más normal posible. «Estoy bien, ¡Estoy teniendo muchas ideas para diseños!» dijo ella en tono alegre y más ella.

Alya estaba sorprendida de lo normal que se veía Marinette, ¿Acaso el hechizo se rompió por su cuenta?

Nino estaba feliz de ver a su amiga mucho más normal que la última vez, dónde esta casi había manoseado a su mejor amigo.

Entonces los tres se dirigieron a clase, al entrar era obvio que todos estaban al pendiente de Marinette. Observando cada paso que daba con atención. Juleka era la única que no le daba una mirada intensa.

En eso, llegó Adrien, justo detrás de él llegó la maestra. La verdad el rubio había llegado temprano como siempre, sólo que evitó acercarse a Marinette para no desatar su hechizo en plena escuela.

Pudo ver de reojo como Marinette lo miraba con anhelo. Eso hizo que su corazón se acelerara. Hechizo o no, él la ama. No puede esperar para darle los besos que se merece por ser buena.

Actuó tan normal, risueña, que para la mayoría había vuelto su Marinette. Hoy Lila estaba ausente en clase, lo que era un alivio para Adrien, una preocupación menos.

Pero eso no evitó lo que pasó en receso, Marinette lo invitó a su casa a almorzar, pero por la mirada en los ojos de ella, él no sabía si él también iba a estar en el menú.

Alya y Nino no dijeron nada, pero Alya colocó un sobre en su mochila.

Sus padres no estaban preocupados en absoluto, confiaban en Adrien y además también pensaban en secreto que lo bueno de la situación era que ya no darían vueltas los dos tortolos, ósea su hija y su yerno.

Apenas entraron a la habitación y Marinette saltó a sus brazos, la mirada hechizada de ella, zafiros perdidos en la lujuria.

Sólo verla así hizo un desastre a su entrepierna.

Ella no dudó en reclamar sus labios, él disfrutó del delicioso aroma del brillo de labios de la chica, también la suavidad cuando ella movía sus labios sobre los de él. Ella le estaba untando el brillo de labios a los labios de él con cada beso.

Ella era pequeña, tan hechizante.

La apretó más por la cintura, sus manos ya la habían tomado de la cintura desde hace rato y no se habían dado cuenta.

Los besos de Marinette eran necesitados, reclamando sus labios una y otra vez. Sus lenguas jugaban, sus salivas se movían de la boca del otro.

No había nadie que los detuviera, Marinette empezó a frotarse sobre él, él la apretó más contra su entrepierna. Acariciando su lindo trasero.

Todo era tan caliente, ambos estaban en un trance que consistía besar y acariciarse. Pero entonces sonó la alarma del celular.

El receso estaba por acabar.

Ambos gimieron y se separaron con dificultad, Adrien notó la posición en la que se encontraban, ella estaba sobre él, sus intimidades sólo separadas por la ropa. Su mano sobre su carnoso trasero. Ella lo miraba fijamente y Adrien se dió cuenta de que tuvo el momento más sexy su vida.

Love potionWhere stories live. Discover now