Capítulo 21

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—Su Alteza, ¿por qué no continúa así hoy? —Dijo Mireel en voz baja.

Pude ver por qué estaba haciendo eso, una vida enloquecedora como una puñalada en todo el cuerpo, parecía gritar para escapar ahora mismo. Sin embargo, no pude aceptar sus palabras porque pensé que sería difícil volver a ganar intereses si me retiraba.

—No se preocupe, ¿qué crees que le pasará a su alteza? —Sonrió hermosamente el hombre y hablo groseramente sin dudarlo.

—¿Quién eres tú?

—Mi nombre es Versaid, el segundo hijo del Conde Umbert.

El segundo hijo, asentí ante esas palabras, recordé a Karhil explicando sobre él durante el Festival de la Fundación Nacional. Incluso el emperador lo elogió diciendo que si no los hubiera ayudado durante la guerra, no habría un Imperio Ision actual.

Era un hombre ingenioso y uno de los más cautelosos del territorio, suele ​​moverse en secreto y, en momentos importantes muestra movimientos distintivos de los demás, eso hacía que luciera especial. Otros revelaron fácilmente sus deseos y era fácil manipularlos, pero él no. Como un monstruo que tiene múltiples cabezas que piensa sin parar con ellas, siempre está preparado para evitar cualquier circunstancia.

—Conozco al Conde, pero no se le parece.

Pensé que no había necesidad de respetar ni siquiera el espíritu del conde por aquellos involucrados en delitos graves.

—Hay muchas formas de convertirse en un hijo.

—¿Eres adoptado?

—¿Qué tal saber solo eso? Su Alteza, no creo que esté aquí para preguntar...

—No estoy aquí para preguntar eso, pero tengo curiosidad. No creo que haya nada que esconder ahora, así que, ¿por qué no hablas de ello?

—No sé por qué tiene curiosidad —habló con una sonrisa forzada.

Quería parecer indiferente, pero ahora no parece funcionar, hubo una ligera contracción cerca del ojo doblado. Su aura, que abrumaba todo su cuerpo, estaba desapareciendo lentamente.

—No tengo curiosidad, solo quiero enseñarte que si la princesa hace una pregunta, tienes que callarte y responder. —Mireel gruño y preguntó—: Versaid Umbert, ¿eres adoptado?

—Así es. —Su boca tembló levemente y miró desafiante.

—¿Olvidaste los modales?

—Sí... Su Alteza.

—Eso es mucho mejor. La enseñanza no será inútil. —Mireel gruño nuevamente.

Me pregunté por qué estaba tan preocupado como para decirme que me marchara.

—¿Este lugar es dirigido por el conde?

—No es así. Su Alteza.

—Guíame hasta el Conde.

—Si, su Alteza.

Mireel y algunos caballeros nos seguían después de una larga caminata por el laberinto, Versaid nos condujo hasta el carruaje. El lugar al que salimos era diferente de donde entramos por primera vez, por lo que no pudimos encontrar el caballo que montamos.

No era un vagón estrecho, pero todos los caballeros no podían montarlo, solo subieron un puñado y nos dirigimos a la Casa del Conde después de un tiempo. Adentro, él sólo miró al frente sin decir una palabra.

Finalmente, algo llamó mi atención, el portero reconoció el escudo de la familia, pasó junto al carruaje tal como estaba, Versaid bajó primero y me guió de manera educada. Muchos empleados, entre ellos el mayordomo y la dama de honor, estaban esperando educadamente con una actitud impecable. No pensé que fuera particularmente elegante en comparación con otras casas nobles.

Después de que él entró al estudio, me condujo hacia el Conde.

—Estoy seguro de que tiene algo que compartir con mi padre. Su Majestad la Princesa Imperial.

Tan pronto como terminó de hablar, el conde nos saludó primero a mí.

—Su Alteza Real, ¿qué la trae a este humilde lugar?

A diferencia del sofisticado Versaid, este hombre parecía duro. Lo he visto desde la distancia, pero no he tenido la oportunidad de enfrentarlo tan de cerca y hablar seriamente.

—Encantada, Conde Umbert. No quise venir aquí tan de repente, pero resultó ser así, espero que no se moleste.

—No puedo creer que haya dicho eso. La convicción pertenece a Su Majestad. Por favor, siéntase cómoda —hablo con indiferencia.

Debe haber escuchado todo lo que sucedió en el terreno de Versaid, pero me sorprendió un poco verlo hablar con calma.

—La llevaré al salón, Su Alteza.

—Me gustaría hablar aquí si no le importa, estoy cansada de moverme.

—Vayamos al salón. Princesa, la invitaré a tomar té y comer.

—Te escucharé aquí. —Reí de su recomendación y entré primero.

Fue bastante satisfactorio ver su expresión distorsionada de manera desagradable. Me guió al asiento principal, pero me negué.

—Tiene que sentarse allí. Esta silla es suficiente para mí. Ahora, escuchemos la explicación —dije y me senté, y el conde sonrió.

—Tiene mal genio, como he oído.

—Supongo que eso tiene sentido para mí, mi personalidad es como el fuego.

—De los tres, se dice que la que más transmite el carácter similar al de Su Majestad el Emperador es la Princesa.

Fue algo extraño, pero sabía que no podía negarlo. También fue una de las razones por las que el afecto de mi padre se hizo más profundo. A medida que pasaba el tiempo, me estaba pareciendo cada vez más a él. Solía ​​estar complacido, diciendo que mi determinación audaz era la misma que su yo de la infancia.

—Debe haber habido algún malentendido. Su Alteza. —Umbert arrojó una palabras para conciliarme.

—Dime. Escucharé la historia.

—Sí, ha visto un terreno de especulación. También vio a mi hijo allí y ha venido con él, así que no creo que pueda mentir.

No aparté mis ojos de él, era extraño hacer fácil la confesión pero pensé que era inevitable porque presencié todo. Continuó la historia hasta que llegó al motivo.

—Lo que ha visto ahí, es lo que yo he estado manejando. Es cierto que tomé ganancias mientras operaba un terreno de especulación e hice lo que Su Majestad prohibió, pero no creo que esté mal. —Habló con tanta benevolencia como si fuera su joven nieta.

Si no supiera lo que estaba diciendo, el cariñoso abuelo habría parecido contarle un relato amistoso a su nieta después de mucho tiempo.

—¿Qué quieres decir?

—Como dije, mi familia ha estado pagando la guerra mientras Su Majestad la dirigía. No solo nosotros, sino también otros nobles. Sin embargo, en comparación nuestra, lo que otros tenían que pagar, era mínimo. Salario de los soldados, el arma con la que tienen que luchar, ropa y comida. La guerra realmente cuesta mucho dinero, nunca antes había pensado en algo así, ¿verdad?

Ni siquiera trató de ocultar su desprecio por mí.

—Se suponía que íbamos a compartir el botín que Su Majestad ganó a cambio. No fue solo con un noble espíritu de desear la prosperidad del Imperio Ision. No soy un santo, Alteza. Pero en algún momento, el emperador comenzó a descuidarlo. El primero fue probablemente debido a la solicitud de la Emperatriz. —Mientras hablaba, observó a Mireel por un momento con una mirada de desprecio.



Raw Hunter: HoriTraducción: CattyCorrección: SnyRevisión: Riukiss

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