Capítulo 24

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—Entonces, ¿qué quieres que haga ahora?

—Papá, dime la verdad. Quiero saber hasta qué punto las palabras del Conde Umbert son ciertas.

Un pequeño gemido salió de la boca de Mireel, parecía lamentar sinceramente al Emperador.

—Si, debería. Steana, se supone que no debemos tener secretos entre nosotros —dijo mi padre con una mirada seria.

La mayor parte de lo que dijo el conde era cierto, el emperador recibió su ayuda durante la guerra y le debía dinero. Las deudas contraídas a nivel imperial no lo eran todo, su deuda personal también era considerable. Escuché por primera vez, que se gastó una cantidad astronómica de dinero para salvar a la Emperatriz antes de que muriera. Todavía tiene que devolver el dinero, y mi padre podría enfrentar un gran problema si el Conde Umbert le pide que pague la deuda.

—La guerra cuesta mucho dinero, Steana. Más aún, en una guerra sin botín.

Ahora bien, no significa nada decir por qué se libró una guerra así.

—¿Cómo te gustaría lidiar con esto, papá?

—Es difícil encontrar una respuesta en este momento. —Guardó un profundo silencio y pensó durante un rato, luego levantó la cabeza y me miró—. Steana, ¿que harías si fueras el emperador?

—Pagaría mis deudas.

—Quiero hacer eso, por supuesto, sin embargo, las finanzas imperiales no son buenas. De hecho, el apoyo financiero del Conde Umbert sigue siendo necesario. Me está dando mucho dinero por administrar la arena, unos diez millones de oro al mes. Esa cantidad es muy importante para administrar los asuntos estatales. Si se corta el dinero, será difícil manejar. —Hizo una pausa y me miró a los ojos, parecía preocupado por cuánto decir, pero continuó—: Conocer gente, celebrar aniversarios y dar regalos cuestan dinero. Mucho. Incluso para una esposa que perdió a su esposo en la guerra, dar una compensación en lugar de palabras es más reconfortante. Se deben entregar al menos diez mil de oro.

Quedé boquiabierta mientras escuchaba. Un imperio no se mantenía por la autoridad o la ley, sino por el poder económico. Sin el dinero sucio del conde Umbert, las finanzas imperiales se agotarían. Incluso el emperador no pudo hacer nada imprudentemente.

—Steana, lo siento.

Mis pensamientos se profundizaron, pero la conclusión no fue muy diferente a la inicial.

—No tienes que sentir pena por mí porque vas a tener que hacerlo bien.

El rostro de Mireel, que escuchaba nuestra historia, palideció.

—Su Alteza, perdimos la guerra. Afortunadamente, gracias a la misericordia de su Majestad, estamos siendo tratados como ciudadanos del Imperio y continuamos nuestra vida. La mayoría de los conquistadores dan por sentado el saqueo o el asesinato. La tragedia de la arena no es nada.

Mireel pareció pensar que yo podría hacer que la ira del emperador saliera así.

—Mireel, si renuncias a tu propia persona, renuncias a todo. —Ante mis palabras se estremeció.

(Catty: la amooo)

—Papá, si cierras los ojos ante el funcionamiento de la arena del conde Umbert, su caja fuerte acumulará una gran suma de dinero cada día. En algún momento, la misma puede que se transforme en dinero para apoyar a tus enemigos. Las únicas personas que te protegerán cuando eso suceda, son los que confían en ti. La aristocracia se mueve con interés, pero el pueblo se mueve con fe. Si entregas a tu gente, la presencia del Emperador desaparecerá.

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