8: La busqueda del lobo

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Una cosa era lidiar con un cazador cuando este no ha probado bocado alguno. Otra muy diferente, con uno que acababa de extinguir su lado humano y racional en la carne de otra persona.

Se convertían en bestias.

Mi primera reacción al encontrarme cara a cara con ese depredador, fue la de intentar cerrarla puertezuela que lo contenía, lográndolo parcialmente. Su brazo se interponía y la mano semicerrada, como una garra, buscaba como lesionarme.

— ¡Jin! ¡Por aquí!— llamó Hoseok ayudando a su pareja a escapar por la trampilla en el techo.

Fue como ver lo que sucedía en cámara lenta. Yo soltaba la puerta y el cazador, que claramente poseía un fuerza descomunal, tumbo esta, cayendo dentro de la madriguera y golpeándose con los escasos muebles que tenían. Al levantarse, con el rostro contraído y la expresión de un depredador hambriento, relamió los restos de sangre entre sus dientes y fijó la mirada en mí.

Fue en ese instante en el que Hoseok extrajo algo de su bolsillo, que al tocar el suelo produjo un resplandor seguido de una cortina de gas.

— ¡Apresúrate!— ordenó halando de mi ropa y ayudándome a escapar por la trampilla. Una vez fuera, cerré la puertecilla mientras él empujaba un pesado contenedor sobre esta—. Vamos, seguramente intentaran seguirnos, pero no tardaran en volver por donde vinieron e inferir que nos encontramos aquí.

Asentí. Fue entonces que vi a Yoongi desvanecerse sobre sus pies y vociferar.

—Maldición... este maldito olor a sangre y muerte me provoca nauseas.

Escuchamos al monstro pelear con la trampilla, intentando mover el contenedor. Sabía que estábamos ahí.

Hoseok se apresuró a levantar a Yoongi en brazos y señalarme con la cabeza que lo siguiera. Yoongi no dijo nada, aunque yo sabía que su orgullo carnívoro lo hacía gruñir suavemente como un gatito ronroneando.

Durante la carrera, sentía como el cansancio invadía cada fibra de mi ser y mi cuerpo se rendía poco a poco, a pesar de saberme en riesgo extremo. El lugar estaba lleno de obstáculos intencionalmente puesto en las puertas y tras de estas. Era claro que alguien había acomodado así previniendo un posible ataque.

Tropecé dos veces en las gradas del almacén hasta que finalmente, llegamos al último piso que daba lugar a un gigantesco salón lleno de maquinaria antigua y oxidada. Podíamos tomar un respiro en algo que antes había sido la enfermería situada a un lado.

Hoseok dejó a Yoongi sobre la camilla y se dispuso a revisarlo.

— Estoy bien. Ya te dije que es el olor el que me provoca nauseas.

— ¿Seguro? ¿No te duele? Puedo buscar algo para ti.

Yoongi negó aun recostado y llevando una mano sobre la que su pareja usaba para revisar su abdomen. Apenas pude ver una pequeña curva delatora y seguramente, esto era posible por la piel blanca del chico.

— Deja de mirarme. Tú también pasaras por algo como esto, así que no te extrañes tanto.

—Min Yoongi— advirtió Hoseok pasando una mano por sus cabellos mientras la otra tanteaba sobre su vientre, reconociendo los límites de su cachorro en formación.

Los alfas eran especialmente sensibles a los cambios en el cuerpo de su omega, así que cualquier alteración en la temperatura, aroma o constitución de Yoongi, seria evidente para Hoseok. Finalizó apartando los rubios cabellos y aspirando en el cuello del chico.

— Todo está bien— sentenció luego de un largo suspiro.

—Soy más fuerte de lo crees, Hoseok.

—Fuerte e innecesariamente temerario, al punto de exceder algunos límites.

Hunter (Omegaverse/adaptación Namjin)Where stories live. Discover now