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Este capítulo tiene una dedicatoria especial. Va para mi mamá porque en ella me inspiré para escribirlo. Espero que lo disfruten. ❤

Luego de aquella noche llena de caricias y amor vinieron otra más y con ellas su vientre abultado crecía. Se veía realmente hermosa con aquella barriguita que prometía arrancarme más de una sonrisa y miles de suspiros.

La casa que habíamos habilitado para utilizarla durante un par de días había quedado atrás en aquel pueblo llamado Navik que según Delora, eran tierras de traidores. Recordaba perfectamente sus palabras por la mueca de desprecio que había hecho al darse cuenta de dónde había pasado tres noches.

— Hichet. — Escupió con malestar.

— ¿Quién es ese tal Hichet? — Sus ojos observaron el lugar con seriedad como si deseara quemar con sus propias manos cada una de las estructuras.

— Olán Hichet fue un príncipe que traicionó a Prifac, huyó y luchó contra sus tierras. — Al parecer era alguien repudiado. — Hijo de Brontol, quien traicionó a Britmongh.

¿Me estaba diciendo que el padre traicionó a Britmongh y el hijo los traicionó a ellos?

— Déjame adivinar, ¿se unió a Britmongh? — Una mirada llena de rabia fue suficiente para que dejara de reírme de la situación.

Era irreal y a la vez grandioso que aun cuando HIchet era un príncipe y su padre había traicionado a Britmongh, éste tomara sus propias decisiones y se aliara con el enemigo.

Dejando de lado el recuerdo de aquella conversación, puse toda mi atención en mi mujer, quien le ataba el cabello a Bastian debido al excesivo calor que hacía. En ese momento me hice una pequeña nota mental y fue que debía cortarle un poco el cabello al pequeño de ojos azules ya que le llegaba a la mitad del cuello y eso le molestaba.

Habíamos estado cabalgando por lapsos para que Delora pudiera descansar y recuperarse de las constantes nauseas que la habían estado atacando. Llevábamos así varios días, tal vez una semana o dos, durmiendo en la intemperie con la única esperanza de encontrar unas tierras en las que pudiéramos establecernos.

Necesitábamos un hogar en donde Delora pudiera estar tranquila, descansando y alimentándose correctamente. Un lugar en el que Bastian pudiera jugar y en el que pudiéramos darle la bienvenida al nuevo integrante. No pedía mucho, solo lo necesario para que cada uno viviera cómodo y feliz.

— Ahora sí pareces un caballero. — Le digo a Bastian cuando éste me muestra la coleta que Delora le había hecho con una cinta.

— Podré proteger a madre y a mi hermano. — O hermana, quise decirle pero me contuve.

Bastian estaba empecinado con que debía ser un varón porque así iba a poder jugar con él y podríamos ir a cazar los tres. Cuando se le mencionaba que podía ser una niña era una cosa diferente, se negaba a tener que cuidar de una niña porque "eran débiles".

Cada vez que escuchaba eso de la debilidad solo podía pensar que Joun había logrado dejar parte de su absurda mentalidad en Bastian pero yo me encargaría de hacerle ver que aquello no era cierto.

Las mujeres eran tan o más capaces que nosotros y ni hablar de lo fuertes que eran. Si bien en fuerza física podíamos parecer "superiores", no era así en todos los casos y tampoco era como si importara demasiado. Su fuerza provenía de su interior, eran luchadoras y aunque tuvieran miedo eran capaces de utilizar hasta las uñas y los dientes para defenderse.

Simplemente admirables.

Para mi orgullo, mi madre era una de esas mujeres. Podía llegar a tener lo que yo llamaba "pensamientos prehistóricos" pero era una fajona. En mi niñez jamás la había visto llorar, ni siquiera cuando las cuentas nos asfixiaban. En incontables veces había preferido dejar de comprarse ropa para que yo tuviera zapatos, ropa nueva e incluso regalos de navidad. Tenía un padre presente pero nada se comparaba con ella que se había sacrificado en incontables veces.

Mi madre había luchado con todos y contra todo para hacerme un hombre de bien, por eso y muchas cosas más la palabra "debilidad" no le entraba ni en sus meñiques.

— ¿Padre? — La voz de Bastian me regresó a la realidad, dándome cuenta que tanto él como Delora me observaban expectantes.

— ¿Qué ocurre? — Caminé hasta ellos para sentarme junto a Delora bajo las ramas secas de un árbol.

— ¿Podré cazar con mi hermano? — Otra vez, incluso su madre se sentía incomoda cada vez que insinuaba que el género femenino era débil.

Entendía que no era su culpa pero debíamos corregirlo para que no continuara diciendo aquellas barbaridades.

— Ven. — Bastian rápidamente se sentó sobre mi regazo con las piernas sobre la falda de su madre. — Las mujeres no son débiles Bastian, todos cuando somos pequeños necesitamos que nos protejan, incluso tú pero eso no quiere decir que seas débil. ¿Acaso ves que tu madre sea débil?

— No...— Murmuró lentamente.

— Es muy valiente, ¿verdad? — Asintió con rapidez. — Y ella es mujer. ¿Me entiendes? — Volvió a asentir. — Si llegas a tener una hermanita debes quererla y protegerla como dijiste que lo harías con un hermanito porque sin importar si es niño o niña, estoy seguro que te querrá mucho y pondrán jugar.

— ¿Y cazar? — Asentí con una leve sonrisa en los labios.

— Y cazar, lo prometo. Iremos los tres a cazar y a buscar las bayas que le gustan a tu madre, ¿de acuerdo? — Una vez más volvió a asentir con tanta energía y rapidez que temí que se lastimara el cuello.

Teniendo a Bastian más abierto a la idea de que tener una hermana no era malo, volvimos a subir a los caballos para continuar con nuestra búsqueda. Tenía algo en mente, quería que fuera un lugar tranquilo, alejado de las disputas, con algún bosque y río cerca para poder conseguir alimento y agua sin tener que recorrer grandes distancias. Parecía imposible pero no lo era, no hasta que lo encontramos por mera casualidad. Si bien no era una llanura, que el área estuviera protegida de árboles nos daba ventajas y a su vez desventajas. La bruja se movía por los bosques pero quedábamos lejos del ojo humano que se movía de un lado a otro para conquistar tierras.

Me debatía entre comenzar o no un hogar allí cuando a mis oídos llegó la constante caída del agua. Caminé rio arriba para ver lo que se encontraba allí, para asegurarme de que no había nadie más cerca y que no corríamos peligro si nos establecíamos en aquellas tierras.

— Esto le encantará a Bastian. — Murmuré mientras observaba maravillado la cascada que se encontraba frente a mis ojos.

No era demasiado alta pero sí lo suficiente como para que un adulto pudiera bañarse bajo el agua que caía sin que su cabeza recibiera ni un solo golpe.

Estaba decidido, habíamos llegado a nuestro hogar.

Llamas Eternas© EE #5حيث تعيش القصص. اكتشف الآن