CAPITULO TREINTA Y NUEVE.

251 18 11
                                    

CAPITULO TREINTA Y NUEVE. 

PRIMERA CITA. 

Sirius exhaló el cigarro mientras veía a Remus vestirse y ajustar su pantalón negro de uniforme. El castaño se arregló un poco el cabello y lo acompaño sentándose al lado de él en la mesa del profesor, el aula estaba vacía y olía a humo y sexo, también a la colonia de Sirius y a la fragancia dulce de Remus. Sirius tenía la corbata desecha, la camisa blanca abotonada hasta la mitad exponiendo una hilera de piel blanca y tersa, con suaves tonos rojizos hechos por Remus después de haberlo besado varias veces allí mismo.

– Hace unas noches escuché a Regulus hablar con otros Slytherin – dijo Sirius mirando la pizarra al fondo, estaba llena de tachones y borrones de tiza. – Fue como escuchar a un maldito grupo fanatista.

Remus apoyó sus manos atrás de su espalda, sobre la mesa.

– Eso ya lo sabias ¿no? Que Regulus tarde o temprano...

– Si, pero una cosa es saberlo y otra cosa es escucharlo – Sirius hizo una mueca, llevó de nuevo el cigarro a sus labios – Habló de mi como si yo fuese un criminal, como si él fuese el bueno – exhaló el humo contenido al techo. – Soy un hijo de puta desheredado, pero él es un monstruo, Remus.

Lupin sabía que a pesar de que Sirius odiara con fuerza a los Black, en el fondo se sentía abatido por no haber podido salvar a Regulus de ese final, sabía que ya era tarde para el jovencito, ya le habían lavado la cabeza completamente y lo habían puesto en contra del mismo Sirius, claro. Remus sabía que eso a Sirius le dolía, aunque no quería admitirlo.

– Algún día se dará cuenta de que escogió el bando equivocado, Pads –

Sirius asintió – Solo espero que cuando lo haga no sea demasiado tarde.

– Bueno, de cualquier forma, él pudo haber... tomado la decisión que tu tomaste, pero quiso quedarse, creo que es algo que de verdad él quiere hacer, es algo en lo que cree y en estos momentos, todos debemos aferrarnos a algo – comentó Remus

Sirius le tendió el cigarro a Remus, él lo tomó y dio varias caladas antes de volver a entregárselo.

– ¿Cómo se llama esa carrera que los muggles estudian... la de los pensadores? – preguntó Sirius, sonriente.

Así era Sirius, podía cambiar de tema o su estado de ánimos en cuestión de segundos.

– Filosofía.

El azabache sonrió – Serias un gran filosofo, moony.

– Ja ja – Remus lo codeó, riendo. – Y tu un gran comediante.

Sirius parpadeó hacia él, Remus suspiró – La persona que se dedica a hacer bromas.

– ¡Oh! ¡Wao! – Sirius sonrió ampliamente – ¿Se puede ganar la vida haciendo bromas?

– Si, de hecho, hay unos muy famosos – dice Remus, riendo.

– El mundo muggle es... genial –

– También hay guerras, Sirius.

El otro chico se encogió de hombros – Las guerras son una mierda, moony...

– Lo son.

Sirius acabó su cigarro y lo apagó en el alfeizar de la ventana cerrada. Afuera llovía.

– ¿Y Frederick? – preguntó Sirius.

Remus miró a la pizarra, ¿por qué tenía que tomar ese tema? ¿por qué?

THE WOLF HOWLING AT THE STARS - WOLFSTAR.Where stories live. Discover now