Pronto...

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Solo son dos meses más, Sasuke.

¿Qué tan malo puede ser?

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— ¿Crees que tus padres se enojen por no decirles de esto?—pregunto mi Naruto, mientras acariciaba el lomo de Kurama en su regazo.

—No lo creo, Naru, mis padres te aman más que a mí—cruel, pero cierto.

—Bueno...—hizo un tierno puchero, y fijo su mirada al mar junto al camino—Al menos todo eso se resolverá mañana, ¿No? Todos se enteraran que nos vamos a casar—

—Así es, Naru...—tome su mano, besándola levemente sin perder la vista en el camino—Nos casaremos pronto, seremos solo tú y yo...—

—No olvides a los niños, Sasu—dijo, acariciando tiernamente su vientre.

—Y los niños...—acaricie también su vientre con mi mano libre, recibiendo a cambio una fuerte mordida del maldito zorro— ¡Agh!

—No olvidemos a Kurama, Sasu...—

—Si... y Kurama—no es como que ese plan me agradara mucho, pero si Naruto es feliz, podía soportar todo lo que deparara el futuro... aun si fuera con Kurama.

Naruto sonrió levemente, y fijo su mirada al mar que golpeaba la orilla del camino; no paso mucho para que llegáramos a nuestro destino, un hermoso hotel a la orilla del mar.

Habíamos adquirido una villa privada para toda la familia, serian solo tres noches, pero era más que suficiente para descansar y decirles a mis padres que me casaría con Naruto.

—Baja con cuidado, Naru, toma las llaves para que entres...—desabroche el cinturón de Naruto, y coloque la correa de Kurama—Ten cuidado, la arena puede ser demasiado suave en esta época...—

—Lo tendré, lo tendré, no te preocupes—bajo del auto con Kurama en sus brazos, y se estiro un poquito—Tus padres deben estar maldiciéndote en estos momentos—

—Ja, ja, ja... probablemente—y eso era porque, en vez de salir a las 8 de la mañana como habíamos previsto todos, Naruto y yo salimos a las 6... así que habíamos llegado muchísimo antes que ellos—Mi bandeja debe estar llena de mensajes, llamadas perdidas y amenazas de muerte—muchas amenazas de muerte...

—Al menos te tendré solo para mí por la próxima hora...—dijo, mientras me abrazaba a cómo podía—Quiero nadar, Sasu...—

—Si mi amor—bese su cabeza y lo apreté un poco—Solo bajo las maletas y aviso al hotel que ya ocupamos la villa—lo solté y le di un beso en los labios, alejándome levemente para bajar las pocas pertenencias que habíamos traído.

—Iré a ponerme mi traje de baño, Sasu, espérame—Naruto entro a la casa rápidamente, llevando su maleta.

—Vuelvo en un minuto, amor...—

Pasamos una bella tarde, disfrutando del sol y el sonido de las olas, relajándonos con una piña colada, una extraña combinación de malteada, jugo, refresco y no sé qué de Naruto, y un tiempo a solas en la hamaca.

Hasta que llegaron mis padres y los idiotas.

— ¡Eres un imbécil!—ya extrañaba la linda voz de mi cuñado...

—Buen día a ti también, Deidara—

—Tuve que soportar al imbécil de tu hermano y a tu padre cantando estúpidas canciones en todo el camino—dijo, jalándose el cabello mientras me miraba con odio puro.

Embarazo por accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora