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|14|Noche eterna (parte 1)

Las risas de aquel par de monstruos se escuchan por toda la habitación de Ercole. Las miradas y sonrisas no faltaron, ya no sabían si eran auténticas o producto de sus aromas que se mezclaban dando una fragancia dulce y calmante.

Una mezcla perfecta de una noche lluviosa y acogedora con taza de café endulzado y vino añejo.

Ambos disfrutaban la compañía del otro; sin llegar a un amor o el deseo carnal que se tenían gracias al próximo celo del menor. Simplemente se sentían cómodos hablando después de un largo día yendo de compras con Guido que ni siquiera pudieron explorar la ciudad. Cosa que los frustro demasiado, mas a Luca que tuvo que quedarse callado todo el recorrido al tener prohibido "hablar". No obstante fue recompensado al final llevándolo una dulcería donde se llevó varias cajas de capiroçavas –más que nada agarra demasiadas ya que solo se vendían esas fiestas regionalesy bolo de rolos; Alberto prefirió pasar ya que no le llamaba la atención nada. Todas esas marcas y dulces eran nuevas para él.

Una vez que el veterinario los trajo a la residencia de Ercole con todas las bolsas llenas de cambios de ropa juvenil, Alberto y Luca prefirieron descansar en el cuarto del dueño de la casa en lo que esperaban su llegada.

Solo pruébalo –dijo un sonriente Luca acercándole un pedazo de capiroçava a su boca.

Alberto exhaló al ver que no podía rechazarle. Cerró sus ojos y se acercó a él con la boca abierta. Con una sonrisa Luca se acerca más y mete un pedazo del dulce en su boca.

¿Y qué opinas? –preguntó con cierta emoción antes de seguir comiendo el restante del dulce.

Lentamente el mayor lo fue masticando saboreando el dulzor, pero no tardó en hacer una mueca de disgusto sabía demasiado a maní y azúcar para su gusto. Además que no le agradaba esa consistencia arenosa que se disolvía en su boca.

–Es horrible –confesó intentando comerse todo, pero no podía–, ¿cómo puede gustarte esto? es como comer arena con sabor a azúcar y cacahuate.

No aguanto, rápidamente tomo un pañuelo que había en la mesa de noche y escupió el resto. Saco su lengua para intentar eliminar el sabor que aún quedaba mientras que Luca reía sutilmente ante su reacción, no le ofendía ni molestaba que no le haya gustado su dulce preferido, creía que era más porque Alberto estaba acostumbrado a otros sabores más "europeos". Simplemente rio para luego agarrar más para él, sonriendo casi al instante al probarla.

Alberto paro de escupir la azúcar al momento de escuchar la expresión de gusto de su compañero. Lo miro de reojo, sonrojándose levemente al verlo comer tan feliz. Luca tenía migajas de azúcar por sus mejillas rosadas. Sin pensarlo dos veces discretamente sacó su teléfono del bolsillo de su pantalón y sin que se diera cuenta le tomo una foto, pero al momento de presionar la pantalla la intensa luz del flash alerto al menor. Alberto no sabe en qué momento para en el que Luca se abalanzó encima, provocando que cayera contra el colchón de la cama con Luca sobre. Su mirada era distinta, estaba furioso...lo podía sentir en su aroma que de dulce paro a agrio y fuerte.

Intento mantener la calma y no caer como la anterior vez, cosa que era casi imposible y más cuando sentía las uñas del menor rasgando la tela de su camisa como también su piel. Se quejó ante el ardor, sabía que estaba sangrando. Luca lo tenía inmóvil y lo empeoraba la cosa cuando estaba sentado muy cerca de su entrepierna. No paraba de gruñirle como un perro furioso. No negaría que estaba asustado con la situación que dejo caer al suelo su teléfono.

NO VUELVAS HACER ESO –recalcó en un gruñido.

Alberto comenzó a respirar hondo intentando calmarse de algo que podría perjudicar a ambos. Sentía como sus piernas temblaban levemente al sentir como el cuerpo de menor se acercaba a una zona peligrosa y teniendo aquel aroma fuerte invadiéndolo temía por lo peor. No fue hasta que la puerta de la habitación se abre, dejando ver la figura de Ercole molesto –como siempre–. Rápidamente el humano frunció el ceño ante la escena; cosa que alarmo al monstruo italiano.

UNCOVER || LubertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora