♦ Sinceridad

5K 727 156
                                    

Navier se encontraba sentada al lado de la cama de Sovieshu, mientras le aplicaba a este un trapo húmedo en la frente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Navier se encontraba sentada al lado de la cama de Sovieshu, mientras le aplicaba a este un trapo húmedo en la frente.

—Está frío —se quejó él.

—El médico dijo que estas trabajando demasiado —mencionó Navier.

—Lo sé, estaba despierto cuando lo dijo.

Navier suspiro.

—Parece que realizar este viaje fue una mala idea.

—Lamento haber arruinado tu cumpleaños —se disculpó Sovieshu.

—Tendré otro cumpleaños el año que viene —argumento ella.

—Pero tu cumpleaños de este año...—Sovieshu no termino la frase—. A veces hablar contigo es como...

—¿Cómo hablar con una compañera? —insinuó Navier terminando la frase por él.

Sovieshu suspiro irritado mientras intentaba no dejarse llevar por sentimientos, tal como había dicho Rashta en la carta que le había enviado. Si, quería mejorar la relación con Navier, tenía que ser sincero en cómo se sentía con respecto a ella.

—¿Sabías que eres muy buena con los comentarios sutilmente mordaces? —dijo Sovieshu con cierto sarcasmo.

—El médico dice que debes descansar aquí —informó Navier ignorando lo que había dicho Sovieshu—. ¿Quieres que traiga a Rashta?

Ante lo dicho por Navier, Sovieshu la miro con incredulidad. ¿En el día de su cumpleaños ella le decía de traer a Rashta? Parecía que se burlaba de él y la indiferencia con lo que lo decía también era molesta.

«Rashta me dice que no me enoje, pero Navier tampoco ayuda». Pensó él molesto.

—Eso es lo que me molesta de ti.

—¿Qué cosa? —preguntó Navier frunciendo el ceño.

—Tú indiferencia —contestó Sovieshu molesto—. ¿En qué momento nos aislamos tanto? Entiendo yo fui el primero en traer a Rashta y hacerla mi concubina, pero tu prácticamente vives del trabajo y de ser Emperatriz.

—¿Hubiera cambiado algo si yo te hubiera dicho que no hicieras a Rashta tu concubina? —inquirió Navier.

—Si, al menos hubiera demostrado que te importo —dijo él—. Nos conocemos desde niños, nunca considere nuestro matrimonio como conveniencia, pero al perecer tu sí. Intente de ser paciente contigo, pero nunca demostraste algo más que solo trabajar. Cuando traje a Rashta pensé que al menos te molestaría, pero ni siquiera eso. Lo dejaste pasar como si nada.

—Me enseñaron que al ser Emperatriz no debo mostrar mis sentimientos en público y que si mi esposo tiene una concubina debo tolerarlo y no quejarme abiertamente.

—¡Olvídate de todo eso! Ahora eres la Emperatriz y puede hacer los que quieras.

—No es tan fácil.

¿𝓢𝓮𝓻 𝓡𝓪𝓼𝓱𝓽𝓪? 𝓝𝓸, 𝓰𝓻𝓪𝓬𝓲𝓪𝓼Where stories live. Discover now