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Y fue entonces que abrió sus cansados y pesados parpados, realmente no era consciente de cuán difícil era abrirlos, las risas infantiles no demoraron en invadir sus oídos, que sin control pitaban ante lo que un mareo por una posible anemia podría resultar.

Aquella chica, bajo la mirada ante la constante mirada del público que para ella era desconocido y que le incomodaba, dado que la habían rodeado, sin saber que hacer, bajo la mirada y se vio a sí misma gracias al reflejo de la inmaculada y pulida baldosa, encontrándose así con un par de funcionales y agiles extremidades humanas, de las cuales un total de diez largos dedos acunaban su pequeño rostro de forma de corazón.

Consternada ante la carencia de sus alas, sus plumas doradas o su pequeño pico y afilado, solo pudo quedarse en completo silencio, mientras fascinaba observaba a la niña que le devolvía la mirada a través de las baldosas, era una mirada llena de confusión e inocencia, la mirada de alguien que no podía entender la maldad.

De cabello escarlata y un sinfín de pecas que manchaban la lechosa y pálida piel, de la cual de poner suficiente atención resultaba fácil observar las delgadas y verdosas venas que recorrían su piel.

Las risas y burlas continuaban, logrando que la infanta de ropas viejas y arrugadas retrocediera gracias a la pena de su propia imagen y la confusión.

¿Qué hacía ahí?

La sala, a diferencia de lo que se podría pensar de un lugar lleno de personas, era helado, un ambiente al cual la pequeña niña no estaba preparada, las delgadas telas de su viejo vestido color ocre, junto a las gastadas y percudidas calcetas y el par de zapatos viejos y agujerados no eran suficiente para tolerar el frio, ni la filtración de la humedad que helaba los dedos de sus pies.

—¿Cómo pudieron aceptarla? Es una huérfana.

¿Quiénes eran esas personas?

Aquel par de ojos color azufre de la niña, bailaron por toda la enorme sala de pulidas y cristalinas baldosas, la orquesta sinfónica tocaba con tal sutileza y elegancia las notas y arpegios de una complicada pieza y a su par, una dama de mejillas regordetas y teñidas por el rosa más pálido evocaba una canción, ignorando por completo lo que ocurría.

—Es tan fea y sucia, me asusta la idea de que esa mocosa le pegue los piojos a mis hijos, deben echarla, no pago la cara matrícula para que mis hijos se vean rodeados de pequeños delincuentes.

"Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen" (La venganza del infierno hierve en mi corazón) era la lírica aria alemana, que la orquesta y su vocalista tocaban, se trataba de una pieza que era ejecutada en un limpio y sombrío re menor, evocando criticas como: memorable, rápida y amenazantemente.

"Repudiada seas para siempre... abandonada seas para siempre." Era la frase más poderosa de la canción y la mas emotiva de conocer la obra original.

Un recordatorio de que no siempre estar entre los brazos familiares significaba estar a salvo, la canción rememoraba a Astrafiammante, la Reina de la Noche, que le abusando de sus títulos como reina y madre, exigía a su hija Pamina matar a Sarastro, el Rey del pueblo vecino, y la amenaza de desconocerla si no lo hace.

Se encontró a si misma de nuevo y esta vez se centro en admirar a la pequeña niña que el reflejo le mostraba, de azulados labios por el frio, extremidades exageradamente delgadas y ropas enormes a comparación de su cuerpo y edad.

Era una chica deplorable, de ser ella una hija querida también tendría miedo de encontrarse con una infanta de esas características.

"¡Que se destruyan para siempre todos tus vínculos con la naturaleza si Sarastro no palidece por tu mano!"

//Cancelada// Reencarne en Harry Potter como... un pollueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora