//Cancelada// Reencarne en Harry Potter como... un polluelo

10

Estar a solas con Tom Riddle implicaba acostumbrarse a el silencio absoluto, dado que el mago así lo prefería, a diferencia de sus secuaces, que dedicaban su tiempo y aburrimiento a divertirse a su costa de su integridad física y moral, el joven de cabello ébano y rizado la ignoraba casi por completo, lo que para Aradia era un arma de doble filo.

Un descanso para su sanidad y una tortura al desconocer por completo lo que pasaba por la cabeza de aquel mago.

Bien sabia que para el señorito heredero solo existía dos tipos de personas que "valían la pena", los magos pura sangre (si se doblegaban a su voluntad por supuesto) y su preciada mascota y compañera (¿Quizás amante?), Nagini, razón por lo que siendo Voldemort intentaría acabar con humanos, animales o bestias de ser parte de las excepciones de su lista.

Pero a veces las conductas del heredero la confundían, parecía tener una personalidad demasiado cambiante y versátil, había días en los que parecía un joven retraído y otras, principalmente cuando sus secuaces estaban presentes, cambiaba por completo a una persona dominante y violenta, rozando el sadismo.

¿Quién era el verdadero Tom Riddle? ¿Quién era la persona detrás de las máscaras que usaba?

Comenzaba a odiar aquellos monólogos internos sin respuestas claras, la falta de respuestas la hacia preguntarse por cosas de las cuales ya conocía las respuestas.

Tom Riddle era un joven que nació de una poción de amor, cosa que, acompañado del abandono de su madre y padre, lo condeno a jamás saber lo que es el amor, respuesta que a pesar de ser real para Aradia era una reverenda estupidez, la vida no era tan cuadrada, mucho menos para la gente que como aquel joven eran hermosos, bien lo sabía ella, la belleza y demás aspectos físicos son un arma letal para obtener cualquier ventaja en el juego de la vida, como persona puedes decidir y tomar las cartas del juego a tu venta, aprender y comprender en vez de hundirte por ti mismo a la muerte.

Tom era un recipiente sin emociones positivas, un recipiente peligroso dadas sus cualidades, habilidades y motivaciones, de estar en su época Riddle estaría en un psiquiatra, bien medicado y encerrado.

La de plumas amarillentas suavemente abrió sus pequeñas alitas, estirando su cuerpo, pero rápidamente se tenso en cuanto el dolor pulsante de sus alas arremato en su sistema nervioso, puede que las pócimas mágicas y demás medicamento que le había proporcionado el actual jefe de la casa Slytherin y profesor de pociones le ayudara, pero aun así era insuficiente para su actual naturaleza como animal.

Suavemente acomodo sus alas y se sentó sobre las sabanas pulcras de la cama, mientras su mirada se enfocaba en el mago, los oscuros ojos de Aradia no demoraron en encontrarlo en la zona donde su escritorio yacía.

"—Acaso ¿No se cansa?"

Aquella pregunta resonó en su mente, en todo el tiempo que llevaba de "conócele", aquella estúpida rutina de estudio era aún más tortuosa y tediosa para la pequeña polluela y a su vez le resultaba inverosímil aceptar esa realidad, un futuro mago tenebroso que pasa sus días escolares entre cuatro paredes, sin siquiera empuñar su varita contra nadie... una fachada que oculta el sadismo oculto en aquel recipiente de bella apariencia.

Pero no podía permitirse caer en la fachada, Malfoy... los golpes en el pálido rostro del heredero de la familia Malfoy eran la advertencia que necesitaba para no olvidar lo que ocultaba Riddle tras aquella apacible fachada, en lo que se convertiría, no podía permitirse olvidarlo, caer en aquel engaño seria su condena.

Sus plumas no demoraron en erizarse en cuanto la rígida postura del mago cambio y este giro su rostro en su dirección, aquella afilada mirada que le regalaba la hacia sentir desnuda y aterrorizada.