VII • Una despedida

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Al avanzar los días, Ariel disfrutaba plenamente del viaje junto a Noun. Se ponía muy cursi cuando le decía que lo amaba y por las noches hacían el amor en el diminuto compartimento del vehículo. 

—¿Sabes? Después de lo de León, no pensé que me fuera a enamorar de nadie más —Ariel le besó de forma explosiva en señal de gratitud, y Noun se alejó riéndose.

—Me alegra mucho haberte preguntado si me dejabas ir contigo, Ariel —Noun también la quería y sus besos sabían a eso, a amor, y era sin duda maravilloso. 

—Qué va, eres tú el que me ha salvado, mi cañón. 

Noun se rio por el apodo y le pellizcó la nariz. 

—Así que, prepárate porque a partir de ahora vas a vivir en Francia —le advirtió besándole de nuevo. 

—Eso me ha sonado a amenaza de secuestro, pero igual estoy de acuerdo. 

Ariel se alzó de inmediato sobre el codo derecho y miró a su novio resplandeciente de emoción. 

—¿En serio te vas a quedar conmigo? 

No podía creérselo. Estaba demasiado feliz, tanto que quería llorar. Era consciente de que se estaba convirtiendo en una tonta sentimental, pero le daba igual. 

—Sí, si no te importa, claro. 

Ariel no pudo evitar besarle con toda su pasión, y ambos hicieron una vez más el amor. No se cansaba de que la poseyera y la tocara, y estaba segura de que nunca lo haría. 

Claro que, en cuanto se ponía al volante y observaba su rostro dormido, no podía dejar de pensar en Matías, al que no respondía las llamadas.

Hacía días que le había enviado un mensaje diciéndole que tenían que hablar de un tema serio en cuanto llegaran, y por ello, Matías se mostraba más desesperado que nunca por hablarle, así que llegó a pensar en que quizás sería mejor dejarlo ya, pues, si Noun se enteraba, era probable que pensara que solo se había aprovechado de él. Si sopesaba entre la idea de herir a Matías o perder a Noun, era evidente que elegía la primera opción. 

Así que, en una de las varias paradas que hizo, con la excusa de que iba al baño, aprovechó para llamar a Matías.  

—¡Cielos, Ariel, he estado muy preocupado por ti! —soltó Matías desesperado en cuanto contestó la llamada —Pensé que te había ocurrido algo. 

—Estoy bien —Ariel le habló con seriedad, apoyada de espaldas en la puerta —Es solo que no te atendí porque no quería hablar contigo hasta que volviera, pero, creo que es mejor que te lo diga ya. 

Matías había estado muy preocupado y pensativo desde aquel mensaje tan impropio de Ariel, y en sus tantos pensamientos, llegó a ilusionarse con la idea de que Ariel se lo hubiera pensado mejor y decidiera aceptar su propuesta de matrimonio, y era por esa razón por la que estaba bastante nervioso y ansioso al otro lado de la línea. 

—Matías, ya no quiero seguir contigo. 

Sus palabras causaron tanto daño en él, que tuvo la necesidad de sentarse en su silla del consultorio. 

—Lo siento, pero no te amo. Pensé que con el tiempo te amaría, pero no es así, y no quiero seguir con esto. 

—Ariel, pero... 

—Porque me he enamorado de alguien y he sido correspondida. 

Ariel le estaba matando con cada palabra. No podía creer que después de todos aquellos años, ella le dijera eso. No podía creer que le estuviera diciendo adiós. 

Coleccionista de desastres [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora