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Aquel trono me brinda algo de fuerza. Y bueno, desafortunadamente la necesitaría para lo que estaba a punto de ocurrir. Aro no me dijo que ellos venían sino hasta hace unos treinta minutos, explicándome lo que estaba pasando en aquel pequeño pueblo, y tan solo había tenido el tiempo suficiente para cambiarme la ropa por algo un poco más decente. Me gusta vestirme bien para este tipo de ocasiones. Es un placer vacío pero realmente no me importa ya.

Mi vestido morado reflejaba hermosamente la luz que salía de aquel enorme candelabro. Jane intenta mantener una pequeña y casual conversación conmigo pero yo solo puedo fingir escucharla. Cuando Marcus y Caius llegan nos saludan con la cabeza y se sienta cada uno en su respectivo trono. Inevitablemente mi corazón empieza a martillear en mi pecho de forma desenfrenada.

Odio cuando me pongo así porque solo sucede cuando estoy enojada, nerviosa, asustada o... Enamorada.

Jane logra atinar a tomar mi mano y tratar de hacerme sentir cómoda de nuevo, por lo que le regreso el amable gesto en forma de apretón. Aro intercambia una mirada cómplice acompañada de una sonrisa con Caius que decido ignorar. En momentos como este desearía ser un vampiro normal, así al menos mi vida no sería tan complicada, pero, ¿Qué se le puede hacer? Soy lo que soy, una cosa rara en medio de dos mundos completamente diferentes.

—Ya están aquí.—canturrea Aro al ver que la enorme puerta frente a nosotros se abre de a poco.

Cuando los veo –mejor dicho, cuando lo veo a él– inconscientemente mi espalda se pone rígida y se pega al trono. Aquí soy poderosa. Aquí no soy la niña tonta que se enamoró desesperadamente hace años, cuyo corazón se rompió en mil y un pedazos por culpa de una humana. Ahora soy más que eso.

Los Vulturi me dieron el poder y la fuerza que necesitaba para poder superar aquella ruptura amorosa. Hoy, quince años después de la boda de Edward, me veo forzada a enfrentarlo una vez más.

—¡Bienvenidos!—grita Aro, bajando las escaleras para saludar a Bella, la ex humana que robó el corazón de Edward.—Te ves preciosa.—dice después de besarla en las mejillas, y luego dirige su atención a una dama más joven con unos brillantes ojos marrones.—Renesmee, te pareces a tu hermosa madre.

Así que este es el pequeño retoño del que me habló Aro. Su vida estuvo a punto de desaparecer por su propia naturaleza: algo diferente, como yo. Afortunadamente, no estuve aquí en aquella batalla que casi sucedió, para bien o para mal.

Aro rápidamente felicita a los demás. Esta familia siempre está unida, pase lo que pase. Si tengo que ser honesta, diría que llega a ser un poco irritante.

—Suficiente con esta estupidez.—habla Marcus con un tono cansado, puedo notar que Aro pone sus ojos en blanco.—Tenemos un problema con el que lidiar después y el tiempo se está agotando, hablen rápido Cullen.—qué mentira. No tenemos nada que hacer después de esta reunión.

—Tenemos todo el tiempo del mundo, Marcus.—dice y se gira sobre sus talones para mirarme.—Querida y dulce Lenna, ven aquí.

Estoy muy tentada a declinar su petición, pero me haría parecer débil. Mi corazón latiendo como loco ya es suficiente vergüenza. Así que me levanto, mi vestido se mueve suavemente alrededor de mis piernas. Me tomo mi tiempo en las escaleras, mis tacones altos resuenan en aquella silenciosa habitación. Cuando alcanzo a Aro, me ofrece su brazo y lo tomo, forzando una sonrisa. Entonces vuelvo mis ojos a Edward. Todavía es muy guapo, así que trato de mantener mi mente alejada de los recuerdos que luchan por salir a flote.

—Hola, Lenna, ha pasado un tiempo.—menciona Edward con una sonrisa y asiento.—Te ves hermosa.

Sé lo que quiere decir. Antes de que conociera a Bella, cuando salíamos, no usaba ropa como esta. Yo no me comportaba así. Pero cambié. Decidí finalmente unirme a los Volturi y después de un tiempo Aro me dio alguna clase de ascenso y ahora yo también tengo un trono. Fui reconocida como realeza junto a él, Caius, Marcus y Jane. Algunas personas no estaban de acuerdo con el nuevo título que Aro había decidido adecuado para mi. Pero, ¿qué harían? ¿Luchar en nuestra contra?

Queen Of His Heart.|Jacob BlackWhere stories live. Discover now