-. ᵢ ᵢ

1.1K 123 1
                                    

Suspirando, sonrío mientras el sol encuentra su camino a través de las nubes. Las criaturas me rodean, gruñendo. Nunca he visto un hombre lobo, a pesar de todos mis viajes alrededor del mundo con los Volturi. Quien está delante de mí es un humano, pero puedo decir que es uno de ellos, un hombre lobo.

—¿Qué estás haciendo aquí?—espeta el moreno al cruzarse de brazos.

—¿Esto es propiedad privada?—le respondo con otra pregunta mientras enarco una ceja.

—No, pero los Cullen no pueden venir aquí sin una buena razón, una excelente razón, me atrevería a decir.—da un paso hacia mi, probablemente intentando asustarme.

Así que hago lo mismo, dejando que el sol toque mi piel. Instantáneamente, me siento más fuerte, como si pudiera destrozar a estos lobos con mis propias manos. El hombre frunce el ceño mientras el color de mis ojos cambia lentamente del azul oscuro a un tono más claro. Siempre asusta a la gente, y me da suficiente tiempo para atacar. Justo cuando estoy a punto de dar otro paso adelante, Emmett sale de la nada, interponiéndose entre ese hombre y yo, dándome la espalda a mi.

—Sam, no.—dice el vampiro amenazante.—Lenna no es de por aquí pero está con nosotros.—levanta su mano derecha de manera relajada para quitarle tensión al ambiente y puedo imaginar que ha puesto una sonrisa juguetona en aquella cara suya.—Sólo está echando un vistazo por los alrededores.

—No quiero vampiros en la Reserva.—dirige su mirada hacia mi por un momento pero rápidamente le da su atención a Emmett.—O lo que sea que sea ella.—agrega y hace un gesto para que los lobos que lo acompañaban se retiren.—Dile a Carlisle que quiero hablar con él.

Emmett asiente y Sam se aleja, desaparecido entre los árboles.

—Rose me dijo que viniera porque estaba segura de que terminarías aquí.—me explica.

—Dile que le estoy agradecida.—digo y camino hacia cualquier lado en el bosque, dejándolo atrás.—Gracias a ti también, por ahorrarme esa pelea contra los cachorros.

—No hay de que.—su voz lentamente se hace más lejana y no puedo evitar rodar mis ojos.

Una vez más, no sé dónde estoy hasta que llego a un acantilado. Puedo ver el cielo, las nubes se vuelven rosas y naranjas cuando el sol comienza a ponerse. Me paro en el borde, miro hacia el agua y el sonido se siente como una canción de cuna. Desearía poder dormir aquí, tal vez debería hacerlo. Pero un gruñido me hace rodar los ojos de nuevo. Esta Reserva está llena de lobos y eso me empieza a molestar.

—Yo no haría eso si fuera tú.—dándome la vuelta para mirar al hombre lobo, aprieto los puños. Pero algo sucede. El lobo hace un ruido extraño antes de retroceder. Sus ojos están llorosos como si estuviera luchando desesperadamente contra algo. ¿Me veo tan aterradora? ¿Olía la sangre en mis venas y la parte que me convierte en vampiro? ¿Le asusta tanto no saber qué diablos soy? El lobo huye de repente, dejándome sola. Estoy acostumbrada a cualquier tipo de reacción, pero por alguna razón que no puedo entender, me duele lo que acaba de suceder. Cerrando los ojos, dejé que mi cuerpo cayera hacia atrás, disfrutando del vuelo hasta que golpeé el agua helada.

(***)

Rosalie está en el balcón cuando llego. El cielo está oscuro y las puntas de mi cabello están congeladas. Mientras subo los pocos escalones, una sonrisa triste se asoma por mis labios. Al menos ella quiere hablar conmigo.

—Hey.

—Hola.—murmuro, tomando asiento frente a ella en la pequeña mesa.—No sé por dónde empezar, así que diré que lo siento.—espero a que ella diga algo, pero no lo hace, así que decido continuar.—No debería haber huido, Rose, pero...—no puedo continuar. Me juré a mí misma que no hablaría más de mis sentimientos. Pero se lo debo a Rosalie, por dejarla atrás de la nada después de todos esos años de amistad.—Estaba herida. Mi corazón fue destruido así que decidí aceptar la petición de Aro. Y me ayudó a mantenerme alejada de las cosas.

Queen Of His Heart.|Jacob BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora