-. ᵢ ᵢ ᵢ

973 87 1
                                    

La parte de mí que pasó quince años con los Vulturi, ignorando cada sentimiento y enterrándolo muy adentro donde nadie pudiera encontrarlo, quiere que lo deje ir. Pero la otra parte, la que sufre y se asfixia, necesita ser sostenida. Odio parecer tan débil, tan frágil. Jacob no dice nada, solo me mantiene cerca.

¿Por qué está haciendo eso? ¿Es lástima? Lástima por mí, por mi tristeza, o mi corazón roto, o alguna otra cosa. Cuando este pensamiento finalmente saca lo mejor de mí, lo aparto, secándome las lágrimas y aclarándome la garganta.

—No hay necesidad de compadecerse de mi, lobo. Sobreviviré.—digo, arreglando mi vestido y enderezando mi espalda.

—Estaba tratando de consolarte.—Jacob se mueve para tocarme, pero cambia de opinión y no lo hace.—¿Me dirías qué pasó?—pregunta después de devolverme el teléfono. Es un alivio porque estoy seguro de que Aro me llamará pronto, aunque en realidad no importa ahora.

—Ve a preguntarle a Sam. Él sabe.—finalmente me alejo, sin dudar en dejarlo atrás. No necesito el consuelo de nadie, solo necesito largarme de esta estúpida ciudad.

Luego hace clic y termino en el aeropuerto antes de que pueda entender hacia dónde estaba corriendo. La gente me mira porque aparecí de la nada, pero pronto lo dejaron pasar. Saco dinero de mi cuenta y compro un billete en el próximo vuelo. Nueva York. Minutos después estoy volando en primera clase, lejos de Forks. Mientras estoy en el avión, hago reservas en uno de los hoteles más lujosos de Nueva York y pido un automóvil para que me recoja en el aeropuerto. Son muy puntuales y el conductor no hace ninguna pregunta sobre por qué no tengo equipaje. Probablemente piensa que estoy en un viaje de negocios. Estoy siendo un cobarde, lo sé, pero no me importa. No ahora. El hotel es hermoso y todos me tratan como a una reina. Tengo el ático, con la vista más increíble. Pero todo esto no hace que deje de pensar en Edward, Henry o Jacob. Estaba preparado para lidiar con una relación arruinada, no con la muerte de Henry. En el momento en que me siento en mi cama, recuerdo a Rosalie y como me dijo que no me fuera de nuevo. Suspirando, la llamo.

—¿Lenna? ¿Dónde estás? Carlisle dice que te perdió hace un par de horas.

—Rose, estoy en Nueva York.

—¿Qué?

—Yo... Perdí los estribos, me asusté, ¿De acuerdo? Puedes...—tiemblo, ha pasado una eternidad desde que hablé de las cosas que siento. Y ha pasado una eternidad desde que tuve a Rosalie para hablar.—¿...Puedes venir? Te enviaré un mensaje de texto con la dirección del hotel y-

—Estoy en camino.—dice y ella cuelga, dejándome aliviado de que no tendré que resolver las cosas por mi cuenta.

¿Cómo mierda pasé estos quince años? Desde que conocí a Rosalie, ella pudo entenderme mejor que yo misma. No tuve que enfrentarme a nada sola. Y estoy feliz de haber recuperado su amistad.

Cuando el sol comienza a ponerse, voy a la ciudad a comprar ropa. Tengo que pedir un coche para llevar algunas de las maletas a mi habitación de hotel o de lo contrario no podría llevarlas todas. Cuando cae la noche, me siento en un restaurante con nada más que un vaso de Coca-Cola helada. Mirando la calle a través de la ventana, veo a Jacob. Dejo algo de dinero sobre la mesa y salgo corriendo, buscándolo a su alrededor. Mi corazón comienza a latir contra mi pecho, y por un momento, necesito encontrarlo, para preguntarle por qué vino detrás de mí. Me enoja que este impulso me supere y me doy cuenta de que probablemente acabo de ver a alguien que se parece a él. Él no haría todo el camino a Nueva York por una chica que llora.

¿Acabo de alucinar con Jacob?

Después de esta estupidez, camino de regreso al hotel, me recosto en el sofá y reviso todo lo que compré, dándome cuenta de que tendré que comprar algo de equipaje para llevarlo de vuelta a Forks. Un golpe en la puerta precede a los pasos. Dejando la ropa a un lado, me levanto para abrazar a Rosalie, quien deja caer su bolso. Sus ojos me dicen que vaya directo al tema.

Queen Of His Heart.|Jacob BlackWhere stories live. Discover now