-. ᵢ ᵥ

712 84 0
                                    

Ver a Edward me hace desear que fuera Jacob. Al menos no me sentiría tan asfixiada. Se detiene ante mí, con las manos en alto en forma de derrota.

—Sólo quiero hablar.—murmura, clavando sus ojos en los míos.

—¿Por qué no puedes dejarme en paz? ¿No has hecho lo suficiente?—mi voz es débil mientras le suplico que me deje en paz. No puedo soportar esto más. Pensé que Nueva York me fortalecería, que la ropa que compré me protegería. Pero estaba equivocada.—Estaba bien, vivía en un castillo con un glorioso trono para sentarme y criadas que me servían, ¡Pero me vi obligada a volver aquí y observarte a ti y a tu estúpida familia feliz!—estoy gritando, ignorando la lluvia ligera que comenzó a caer.

—Lenna, nunca quise lastimarte, lo juro, pero enamorarme de Bella no fue mi culpa.—dice e intenta dar un paso hacia mi pero yo me alejo.

—Deberías habérmelo dicho en el momento en que pusiste los ojos en ella. ¡Pero te tomó meses contarme! ¡Meses! ¡Estaba lejos tratando de encontrar respuestas sobre lo que soy y tú estabas saliendo con ella!—espeté, lo último que quería era aliviar los recuerdos, pero ya no puedo controlarme. Así que me quito la capa y las botas, dejando la camiseta de tirantes y el pantalón de chándal.

Estoy cansada. Estoy tan cansada. La lluvia en mis brazos desnudos me hace sentir un poco de frío, pero el suelo bajo mis pies se siente asombroso. Me hace sentir diferente. No puedo recordar la última vez que estuve descalza en un bosque.

—Sí, salíamos, pero jamás la toqué mientras estaba contigo.

—Pero tú la amabas. ¡Y la besaste! Crees que no lo sé, pero lo sé. Alice me lo dijo porque, a diferencia de ti, ella es una amiga leal.—la amargura en mi voz es notable. Eso es todo. Mi corazón se está rompiendo de nuevo mientras pateo mi abrigo y mis botas, dejando que la lluvia los empape.—Yo te amaba. Yo jamás te hubiera hecho eso.

—Lenna, escucha.—su voz se suaviza a medida que se acerca de nuevo, pero doy un paso atrás porque no lo quiero cerca de mí.—Nunca quise traer de vuelta momentos tristes. Todo lo que necesito saber es de qué lado estabas cuando Aro quería matar a Renesmee.

No puedo creerlo jadeando, dejé escapar una carcajada. Edward es tan egoísta. ¿Cómo no pude ver esto antes?

—¿Así que eso es lo que necesitas saber?—sonriéndole, agradezco que la lluvia esconda mis lágrimas. —¡Al diablo con eso! ¡Eso no es asunto mío, no es mi familia, no es mi problema!

—Estamos hablando de la vida de mi hija.—puedo notar un atisbo de enojo en su tono pero no me importa.

El latido de mi corazón es ensordecedor y mis manos tiemblan. Estoy exhausta, hambrienta y tengo frío, me encuentro demasiado débil para lidiar con esto. Estoy mucho más cerca de mi parte humana en este momento. Pero fuertes y cálidos brazos me sostienen, de la nada, por un momento no sé qué está pasando. La lluvia nubla mi vista y mi oído, pero reconozco al dueño del abrazo y no puedo estar más agradecida.

—Estábamos teniendo una conversación.—Edward ladra, elevando su voz por encima de la lluvia.

—Creo que eso fue suficiente.—la voz de Jacob está cargada de ira, pero no sé por qué.

—Terminaremos nuestra charla más tarde.—agrega el vampiro antes de desaparecer, dejándome sola bajo la lluvia torrencial con Jacob.

Soy un desastre. Todas mis paredes se han derrumbado y mis sentimientos están en la superficie, fluyendo. Finalmente elijo dejar de lado la fachada de la chica fuerte que nunca ha sido lastimada por nada, la vampira que se convirtió en realeza, siempre impecablemente vestida con la ropa más lujosa que el dinero puede comprar. No, no ahora.

Queen Of His Heart.|Jacob BlackWhere stories live. Discover now