Harry Potter y el Ascenso del Protector

🪄Capitulo 13🪄

El resto de mi semana, después de la compra, fue muy completa. Me dediqué a repasar los libros de texto de primer y segundo año y a comprender los fundamentos de la educación mágica en el aspecto teórico.

También llegaron las ropas y los suministros que había encargado por encargo y me alegré de los productos terminados. Por último, también inspeccioné mi pedido de Gringotts: el paquete contenía un cuchillo perfectamente forjado, hecho por un duende.

Un año después de mis tratos con Ragnok, decidí encargar un arma para mi propia defensa en caso de no poder usar la magia correctamente o de que me quitaran la varita. Así que la encargué basada en los cuchillos de combate modernos, que fuera irrompible, que estuviera unida a mí y que volviera siempre cuando me la quitaran o la perdiera.

También añadí algo de dificultad al desear que fuera posible encantarlo por mí mismo más adelante. El resultado fue un hermoso cuchillo de combate de plata, con las Runas goblin grabadas en la hoja, ocultas a través del Fénix, con un pequeño rubí en el lugar de su ojo, que ellos elaboraron en él.

La nota que venía con el cuchillo decía que para vincularse con él sólo tenía que cortarse la palma de la mano con él y dejar que absorbiera algo de sangre, y que si quería encantarlo aún más podía hacerlo apuntando al mango o al propio rubí.

También se aseguraron de decir que la espada volvería a los goblins después de tres generaciones, como se había prometido, a menos que yo, o aquellos a los que se la pasara, pagaran una prórroga. Era exactamente lo que había pedido, así que inmediatamente me até la vaina de cuero de dragón al antebrazo, que está encantada para disparar el cuchillo a mi mano con un pensamiento según lo ordenado. No me avergüenza admitir que jugué con él durante mucho tiempo.

Ahora es 7 de julio de 1988, tres años antes de que la trama de Harry Potter comience propiamente y la razón por la que menciono la fecha es porque olvidé que hoy iba a ocurrir algo importante: mi maduración mágica. La razón por la que uno debe tener siete años para practicar correctamente la magia.

Si eso fuera todo lo que va a pasar, estaría feliz de ganar más fuerza y control como mis compañeros. Mi único problema es que, según todos los libros de teoría de la magia que he leído sobre el tema, ya he pasado por mi primera maduración como resultado de mi primer ritual, y se ha rendeado hasta los extremos debido al segundo.

Por lo que entiendo, lo que estoy experimentando actualmente dentro de mí en este momento es la transformación del increíble gas condensado cambiando a su forma líquida fenomenalmente más potente.

Algo que se supone que sólo ocurre en las brujas y magos debidamente dotados de magia, básicamente del nivel de Auror o de mago experto en golpes. Por eso la mayoría de los magos son básicamente inútiles en el combate real, no tienen nada que respalde sus hechizos.

Así que estaba meditando, concentrándome en la representación de mi núcleo dentro de mi mente, tratando de ayudar a mis núcleos en su transformación. Fue entonces cuando se produjo un problema, mis núcleos gemelos se golpeaban mutuamente en su estado de agitación, ya que se atraían constantemente.

Sentía dolor en mi corazón cada vez que lo hacían, como si la energía fuera a explotar desde su interior.

Tenía que hacer algo o a este paso podría convertirme en un squib si se rompían o morían. Pensaba y pensaba mientras obligaba a las dos energías a alejarse la una de la otra. El tira y afloja entre mis núcleos y yo continuó durante no sé cuánto tiempo hasta que me di cuenta de que esto no iba a funcionar.

Si quieren ir el uno hacia el otro, ¿por qué no redirigir ligeramente su trayectoria para que se persigan el uno al otro?

En lugar de forzarlas a separarse, dejé que se dirigieran la una a la otra sólo para desviarlas ligeramente de su curso y que se perdieran. Y así el proceso se repitió innumerables veces hasta que estuvieron en contacto entre sí, pero también se movían constantemente mientras se perseguían.