S E V E N T Y S E V E N

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Y aquí estábamos ambos, quizás yo siendo muy insegura de mis movimientos, sin embargo, la persona que me sostiene trata de guiarme cómo puede.

—¿Quieres que sea como la última vez? —niego con la cabeza.

—No, solo dame un poco más de tiempo, estoy segura, te lo prometo. —mis manos eran incontrolables y toda mi vida ha sido así, pero no hace falta que esté asustada para que tiemblen, simplemente después de algo que me causo nervios quedan mis manos de esa forma, y simplemente no puedo evitarlo.

Pero aquí estoy, subiendo su camiseta, tratando de controlarlo lo más que puedo, pero aún así no puedo dejar de hacerlo, porque la camiseta se ha quedado enganchada al broche de su cadena, y no he podido evitar reír de nervios y también de diversión.

—¿Qué sucede? —dice cuando me ve luchando en la media oscuridad que hay en la habitación, contra su camiseta y la cadena.

Y estoy arrodillada entre sus piernas abiertas, mientras mis brazos se pasan por encima de sus hombros, y mi cabeza se asoma por su lado izquierdo.

Cuando logro sacar la camiseta del enredo detrás de él, me la quita de las manos y la echa a un lado tomándome de la cintura, está vez sentandome entre sus piernas abiertas haciéndome sentir un poco asombrada y un poco más ansiosa de lo normal.

No quería moverme, al menos no en el espacio que me ha cedido ahora, porque no quiero mostrarme desesperada, pero tampoco quiero parecer como si no lo estuviera disfrutando.

Sus labios se asientan en mi cuello y después de tanto tiempo sin sentir esto, se sentía como tocar el cielo nuevamente, era como experimentar estás emociones como la primera vez que lo hizo.

Cuando vuelve a su rostro, alcanzando nuevamente mis labios, me mueve un poco hacía alante y lo siento, siento su emoción, y me eriza la piel de una forma inexplicable.

Hace que todo me suba, hace que quiera que todo avance mucho más rápido, sin embargo me sigo manteniendo tranquila, soltando uno que otro quejido por su contacto.

—¿Tendremos que hacer como la última vez? —parece burlarse cuando ve el temblor leve de mi mano y niego con la cabeza.

—No puedes culparme por sentirme nerviosa —lo golpeó en el hombro sin ser brusca—, prometo ir mejorandolo, pero la situación hoy no ha ayudado del todo. —digo en una risa nerviosa y ríe.

—Entiendo miel, solamente me burlo —su nariz rosa la mía y se queda varios segundos así, dónde siento su aliento chocar de lleno con el mío—, pero estoy abierto a lo que quieras repetir o experimentar. —niego levemente.

—No quiero llevar el control —niego escondiendo mi cara, y él me abraza, como si en ese simple gesto tratara de darme apoyo—, prometo ser comunicativa —me río—, en lo que pueda.

Después de aquello parecen sobrar un poco las palabras, le había dado el permiso de hacer lo que deseara, porque se que no me haría daño, además de que se que dejaría de hacer algo si no me siento cómoda.

Pero toda la situación sigue, y el momento nunca llega a sentirse incómodo, o al menos no para mí, sin embargo estoy un poco nerviosa, porque supongo que es mi estado normal ya.

Él por su parte no solo se la pasa besando mis labios, se pasea de mi cara a mi cuello, sin llegar a más de lo que le deja ver el escote, haciendo que los pocos bellos que salen a la superficie en su rostro raspen, y hagan cosquillas en mi piel.

Y es inevitable no tener una pequeña risa  en los labios, sin embargo cuando siento los besos húmedos caer en mi cuello, y me alejo por inercia, quizás también me estremecía entre sus brazos, sintiendome de alguna forma fuera de aquí, fuera de esta realidad, quizás con él justo aquí, sosteniendo mi peso, y sintiendo su calor abrazándome por completo.

High Hopes H.S.Where stories live. Discover now