3

804 58 0
                                    

No lo negaba, Ran me atraía, pero no como a la gravedad, no, su arrogancia y sutileza junto a su estúpido perfume eran atrayentes, era embriagador.

Claro que, al ser aun menor de edad, me mantenía bajo perfil, pronto cumpliría mis dieciocho, y mis padres saldrían por negocios.

— Te quedarás en casa, si quieres pide a los Haitani que vengan, sólo no te quedes sola.

— Si.

Claro que apenas dije que podían venir ellos estuvieron en mi casa de inmediato, no sería más que unos cuantos meses, en los cuales me divertiría.

— Esta es tu recamara Rindou, la de alado es la tuya Ran, la mía es la del frente.

— Gracia pequeña – vi a Rindou perderse, aunque Ran buscaba otra cosa.

— ¿Por qué duermo lejos de ti?

— Porque así lo quiero.

— Pero..., podemos ir practicando cuando nos casemos.

— ¿En verdad quieres casarte?

— Me has explicado todo, asiqué es obvio que quiero hacerlo.

— Ni siquiera me has pedido una estúpida cita.

Si, tal vez sea negocio esto, pero, soy una chica, que odia las cosas romántica, pero al menos algo así era necesario en mi vida, como un complemento por decirlo así.

— Bien, será un cita, tendremos una cita en unos días, antes iremos a ver algo.

— ¿Iremos?

— Los tres, luego los sabrás.

También odiaba ese aire misterioso, me causaba mucha intriga, qué más da.

— Kyomi.

— ¿Rindou? ¿qué sucede?

— Nada en particular, solo tenía una duda, eso es todo.

— ¿Alguna chica?

— ¿Por qué piensas que es una chica?

— Porque me lo acabas de afirmar, entonces, ¿problemas en la relación?

— Quiero invitarla a salir.

— Solo se tú mismo, ¿quién es?

— La conocí de casualidad, vive cerca de aquí, es diferente a las que conocí.

— Me interesa, sólo se tu mismo, antes de pedirle una cita, se su amigo, descubres cosas de ella, y la invitas, pero, ponle algo de coqueteo, para que no piense que quieres sólo amistad, si no que vas más allá.

— Suena fácil.

— Ustedes se complican mucho.

— Mas o menos.

— Eres bueno, Rindou, no apresures las cosas, sucederán solas.

Rindou era alguien elocuente, amable, atractivo, paciente, arrogante, desinteresado, bueno, a parte de eso, se tomaba las cosas en serio, a comparación de Ran, que le gustaba jugar un poco.

Y hablando del rey de Roma, ha estado muy pensativo, en parte lo entendía, aun debe pensar seriamente si aceptará compartir una vida conmigo.

— Iremos a Shibuya.

— ¿Por qué? ¿qué hay?

— Una pelea.

— De acuerdo, hace mucho que no voy ahí.

Si, demasiados años, aunque iba un par de veces, hace dos años que fue mi ultima visita, deseaba ver a Mikey, era mi único amigo ahí después de todo.

El camino fue tranquilo, cuando llegamos, sería en un lote, en el cementerio de carros, o algo así, había varias pandillas.

— Oh, ¿cómo dices que se llamaban las pandillas?

— Tokio Manji Gang y Valhalla.

— Me suena ese nombre... - miré como las puertas se abrían, y ahí lo vi – oh, pero si es Mikey.

— ¿Lo conoces?

— Es mi único amigo que vive aquí.

— ¿Qué tan amigo? – junto a Rindou miramos a Ran, parecía algo molesto asique sonreí.

— Amigo, sólo amigo, nada más, es un preciado amigo con el que me crie antes de ir a Roppongi.

— Bien.

Claro que una chica esté aquí no era bien visto, pero eso no me importaba, era mi vida, no la suya.

Fragil - Ran HaitaniWhere stories live. Discover now