• Epílogo •

1.4K 105 30
                                    


•🌹•


La velada culminó de manera maravillosa, sin ningún imprevisto de por medio que acabase con la noche y el mágico encanto que poseía ésta.

Para Raúl todo aún parecía un sueño, cada momento compartido, cada intercambio de palabras, cada rose, cada mirada, cada segundo al lado del contrario le parecía simplemente fascinante, casi rozando lo irreal, repetía, un sueño... uno muy bueno.

Sus ropas, que antes yacían mojadas, ahora reposaban tiradas en algún rincón de aquella oscura habitación, no era importante el dónde ni el estado de ésta, no importaba nada, ya no, sólo ese instante, sólo ellos, el mañana cobraría importancia al amanecer, cuando corroborara la veracidad del momento, cuando aquel dulce sueño pasase a ser verdad, su verdad.

—Te necesito— Susurró el castaño en medio de un beso, deseoso a ser tomado de una buena vez, anhelante a repetir cada sensación experimentada por primera vez aquella noche bajo la luna, esta vez lúcido, consciente de cada toque y lo que éstos le provocara— Te necesito, Rubén.

Lo necesitaba allí, ahora mismo. No sólo los placeres terrenales que el teñido le pudiera brindar, sino también, todo lo que éste abarcaba... necesitaba a Rubén; sus toques, sus palabras, sus te amo ahora sólo dirigidos a él. Que le repitiese cuán suyo era e igualmente trasmitirle la reciprocidad en aquella afirmación.

Rubén asintió, acelerando sus toques, subiendo la intesidad de cada caricia, de cada beso, de cada respiración que de manera progresiva aumentaba al compas de la otra, mientras la temperatura del cuarto se volvía cada vez más borchonosa y el placer de aquellos actos se volvía aún más exquisito, casi rozando lo pecaminoso.

El rubio se apartó la única prenda que aún vestía, revelando el gran miembro que reposaba erecto entre sus piernas, desbordando la excitación que todo el acto previo le había provocado. Y es que el simple hecho de ver a Raúl allí, sonrojado a más no poder, con sus ojos brillosos cual luceros, desbordando tal lujuria que se le antojaba propia. Y aquello no podía ser más verdadero.

Estaba ansioso, quería dejarse de rodeos y penetrarle ya, así, a pelo. Verlo gimotear como tantas veces le escuchó por aquellas llamadas fortuitas, pero esta vez en carne propia, con ambos conscientes del ahora y mejor aún, sabiendo que ello no se limitaba al sexo, no, porque allí había el más puro amor que creyó jamás llegaría a sentir, ese amor sólo narrado pobremente en cuentos cursis, pero que allí, en ese momento, cobraba vida, se hacía real... Aquel acto que impaciente esperaba hacer era prueba de su amor que ahora era real.

Y aunque ansioso, supo que la prisa no era necesaria porque se habían jurado una vida entera y el mismo Raúl le había hablado de un tiempo juntos que a partir de ese momento sería infinito. No había prisas, no tenía que estarlo, sólo le quedaba disfrutar cada segundo, grabarse todo aquello como el inicio de una vida eterna junto al varón.

Se tomó el tiempo de besar cada centímetro de su piel, desde sus labios, bajando por su cuello, hasta llegar a su vientre bajo, donde aprovechó unos instantes para observar desde abajo la vista que un Raúl excitado, anticipando lo que se vendría, le dejaba ver. Y ¡Demonios! Aquella imagen jamás se iría de su mente, porque podía jurar que ésta era la más hermosa que jamás había visto.

Le regaló una mirada juguetona mietras pasaba su lengua por la punta del más bajo, haciendo movimientos circulares, sólo buscando provocar al contrario quien desesperadamente buscaba un toque más profundo, moviendo sus caderas para lograr aquel fin. Pero el rubio no se lo dejaría tan fácil.

Besó lentamente la rosada cabeza que como una dulce fresa esperaba ser probada, pero antes de esto se permitió apreciar el miembro que tan diferente era al suyo, más delgado, un poco más corto sin llegar a ser pequeño, duro pero no al punto de marcarsele las venas casi como si fuera a estallar (Lo cual describía perfectamente al suyo en ese instante). Aquello que ahora sus manos envolvían era tan hermoso y provocativo como el dueño del mismo. Y queriendo cumplir con lo que aquella mirada exigía en silencio, introdujo toda la longitud en su boca, cubriéndolo en su totalidad, ganándose un torrencial gemido del contrario.

𝒁𝑶𝑹𝑹𝑨 •Rubiusplay•🥀Where stories live. Discover now