𝒁𝑶𝑹𝑹𝑨 •Rubiusplay•🥀

•Capítulo IV•

•🥀•

Un profundo silencio se instaló en toda la habitación. Observó sus manos cubiertas de su propio semen mientras trataba de regular su agitada respiración.

¿Qué acababa de hacer? ¿Qué tan faltante de afecto tenía que estar para buscarlo con un tío? El alcohol no era suficiente excusa para aquel acto tan homosexual. Se levantó de su silla pateando lo primero que se cruzó para desquitar la colera que tenía consigo mismo.

Fue directo al baño y se lavó restregando fuertemente el jabón contra sus manos, tratando de limpiar sus pecados junto a aquel fluido.

Tomó un poco de agua y se empapó el rostro tratando de que la borrachera se le pasase un poco. Observó su reflejo en el espejo creyéndose otra persona, rezando porque fuera así y que el chico que minutos antes se estaba masturbándo por los gemidos de un sujeto no fuera él.

Abandonó la habitación para ir directo a su dormitorio. Se tiró sobre la cama cerrando los ojos mientras sentía como todo el cuarto retumbaba. Su móvil vibró dando el aviso de un nuevo mensaje. Rezó una vez más para que no se tratase de Auron, lo que menos quería en ese momento era el tener que darle una explicación por todo lo que lo había obligado a hacer. Porque si, él fue el que presionó al castaño a que se quedara con él y dijera todas esas cosas guarras sólo para complacerlo. Se sentía fatal, como si hubiera cometido violación o algún acto similar. La culpa lo carcomía entero por dentro.

Abrió sus ojos encontrándose con el pálido color de su techo, éste parecía dar vueltas cosa que lo mareaba más de lo que ya estaba. Apartó la mirada y tomó rápidamente su celular, abrió la aplicación de mensajería encontrándose con el nombre de Maximus quien indagaba sobre su repentina partida.

Contestó vagamente sobre lo mal que se sentía luego de beberse una botella entera de vodka de gran calidad, excusándose así con una verdad a medias.

Decidió finalmente dormir rogando porque en la mañana todo fuese una mentira.

•🥀•

Eran las tres de la tarde, aquel día se había levantado más temprano de lo normal sin haber pedido ello. Simplemente el sueño le había abandonado por completo dando paso a una horrible resaca mata cabezas, sentía que en cualquier momento esta iba a explotar. Debía tomar algo de inmediato, no aguantaba aquel dolor palpitante en sus sienes. ¿Cuánto había bebido?

Bajó los escalones a paso lento y caminó a la misma velocidad hacia su cocina abriendo su refrigerador y extrayendo de ella una botella de agua. La bebió casi entera de un solo estirón junto a un gran puñado de aspirinas. Tomó un paquete de frituras de la despensa y fue directo a su salón para tirarse sobre su sofá y hacerse uno con él. Algo le decía que ese día tampoco haría directo.

Comenzó a comer mientras ignoraba el dolor de cabeza que de a poco iba disminuyendo. Encendió la tele para ver la primera película que apareciera en su menú.