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Durante todo el tercer año habían pasado muchas cosas, los chicos se veían mayores y atractivos, las chicas empezaban a desarrollarse e interesarse en cosas de adolescentes. Durante todo aquel año, la relación de Alyssa con su hermano había crecido, en nochebuena él iba a su hogar y durante las vacaciones pasaban la mayor tiempo juntos. Y con los demás... Bueno, su relación era igual, positiva, sana, feliz. En ese momento de su vida, Alyssa no podría verse con otros amigos que no fuesen los que tenía. Y con Theo... Bueno, con el ojiverde la cosa seguía igual, se querían, pero ninguno se había animado a decirlo aún.
Este verano, antes de entrar a su cuarto año, los Holland llegaban a París a pasar las últimas dos semanas de vacaciones, se alojarían en la casa de los Morningstar, en donde ellos estaban también.
—Emocionada, ¿Hija?—Preguntó William.
Era la primera vez en la que Alyssa iba a París, sí se sentía muy emocionada, pero también nerviosa. Tenía casi tres meses sin ver a los hermanos Morningstar, al comienzo de las vacaciones su abuela se había enfermado, así que decidieron alojarse en su casa de París durante todas el verano para estar más cerca de la mayor.
—¡Sí! Tengo mucho sin ver a Carlo, quiero ponerme al día con él—Admitió emocionada.
La relación con Carlo era más fuerte que nunca, más allá de ser amigos, eran hermanos y se amaban, podría decirse que con ahora era amigos íntimos, una relación más allá de ser mejores amigos.
Por otro lado estaba Azael, el chico seguía intentando acercarse a Alyssa lo más posible, hacía todo para hablar con ella, pero la castaña seguía sin considerarlo como antes, aunque de vez en cuando se hablaban.
William tocó el timbre de la gran mansión Morningstar. Aquella era una de las familias más adineradas del mundo mágico en Francia, por suerte para ellos, su familia no creía en el estatus de sangre (Aunque fueran puros desde siempre).
—Señor Holland—Saludó una elfina—Bienvenidos, la familia Morningstar espera en el jardín, nosotros llevaremos sus maletas. Mi nombre es Twink, por si necesitan alguna cosa—Habló con amabilidad.
—¡Gracias, Twink!
—Déjenme guiarlos, por favor—Se ofreció, William sonrió, él mejor que nadie conocía cada rincón de la casa Morningstar.
—Gracias Twink, conozco bien el camino—La elfina no replicó y finalmente los Holland entraron.
Alyssa quedó fascinada una vez que vio la mansión, era totalmente hermosa. Sin duda un color representativo de los Morningstar era el azul cielo, al igual que el blanco, claro. Alyssa veía todo boquiabierta, en muchas ocasiones se había imaginado aquel hogar, pero esto era más encantador que su imaginación.
Una vez que llegaron al patio, Alfred se separó del asador y se acercó de brazos extendidos a su mejor amigo.
—¡Hermano!—Exclamó, saludando a su amigo, aquella era una versión que Alyssa no había visto jamás de su padrino; relajado, veraniego y... ¿Viejo? Parecía que de un momento a otro, la edad se le empezaba a ver.
