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El ciclo escolar en Hogwarts empezaba, Alyssa había sido nombrada prefecta, se sentía nostálgica, la insignia que alguna vez había sido de Cedric ahora era de ella.
En cuanto llegó a la estación, William la tomó por los hombros y le sonrió.
—Esto se volvió como una tradición...—Musitó su padre.
—Yo tampoco quiero irme.
—Te veré en navidad, ¿Ok?
—Ok—Respondió con una sonrisa. Alyssa abrazo a William, aquel hombre alto que parecía frío no era más que un oso de felpa.—Te amo.
—Te amo más, Aly.—Dijo dejando un beso en su frente.
A su lado estaban Ava y Blaise, la mujer le sonrió a Alyssa, ella le devolvió el gesto.
—Si necesitas algo... Aquí estoy para ti, Aly—Empezó la mujer—No dudes en acudir a mí en cualquier momento, ¿Si
—Muchas gracias, Ava—Respondió honestamente.
Blaise rodeó a Alyssa con los brazos y sonrío a sus padres.
—En serio me alegra vernos como una familia... En fin, ¡Nos vemos en navidad!
—Hasta navidad, hijos—William atrajo a Blaise, Alyssa y Ava en un abrazo. Un último abrazo antes de que subieran al tren.
•
Blaise y Alyssa estaban en un vagón, ella recargaba su cabeza en la ventanilla, con la mirada perdida.
—¡Kennie!—Blaise se paró y abrazó al azabache frente a él.
Kennie tenía el cabello más largo y despeinado, había crecido unís centímetros y sus músculos eran tan sólo un poco más definidos.
Durante el verano, Kennie siempre la pasaba con la familia de su abuela en Estados Unidos, y por más que rogó quedarse para estar con Alyssa en su duelo, su familia no lo dejó.
De inmediato Kennie corrió a dónde Alyssa y la abrazó.
—Dios, te extrañé tanto... Perdóname, perdóname por no haber podido estar a tu lado, pero ya estoy aquí, estamos aquí...
—Tranquilo, Kennie—Le dijo Alyssa son una leve risita—Está todo bien.
Alyssa despeinó el cabello de su mejor amigo y echó una carcajada, sin duda lo que Dalia le había dicho antes era cierto, los chicos se empiezan a ver mas guapos a partir de cuarto.
—Hey... Tu cabello se ve loco.
—¡Me gusta! ¿A caso no se ve grandioso?
—Se ve increíble—Le respondió Blaise con una sonrisa. De un momento a otro, Blaise tenía una montaña de dulces a su lado. Kennie y Alyssa lo miraron con confusión—¿Qué pasa? No perdería la oportunidad de comprar mis varitas de regaliz y ranas de chocolate, y gomitas enchilosas, y papas adobadas, y bombones con chocolate, y paletas explosivas, y...
