ONE SHOT - UN BEBÉ

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Armando dejó su sombrero en el tablero de la camioneta, bajando la bandana pudo respirar. El trato con los verdes llevó más tiempo de lo que pensó, pero con el rumor de que hay un topo entre las organizaciones, entiende el porqué la desconfianza de los tipos.

-Joder.. . - encendió el motor y se retiró del lugar. Con la radio sonando de fondo condujo por la carretera en dirección a la sede.

Una ligera lluvia caía sobre la ciudad de Los Santos. Las luces de los coches pasándole, provocaban que su cabeza comenzará a punzar.

Tocándose la cien, apretó. Lo único que quería era llegar a la casa, dejar el dinero y irse a dormir.

La verja de la mansión se abrió, apagando el motor bajo rápidamente de la camioneta, cubriendo la mochila con su chaqueta, corrió hasta la puerta de la entrada. Su vista era casi nula y la mayoría de las luces de la casa estaban apagadas. Al llegar a la puerta, sacó las llaves, abriendo la puerta escucho un quejido.

Mirando detrás suyo, busco con su mirada detrás de los arbustos, un relámpago iluminó la zona. Estaba cansado y ya estaba comenzando a ver y escuchar cosas.

Entró a la casa, encontrándose con el silencio de la mansión, dejó la mochila y comenzó a desvestirse.

Quedándose solo con sus pantalones negros, cerró la puerta, volviendo a escuchar el quejido. Tomando su pistola apuntó a la puerta. - Te sugiero que salgas con las manos en alto, sino queréis terminar en el hospital - amenazó, saliendo.

Dio unos cuantos pasos cuando su pie chocó con algo, bajando la mirada. Vio una caja de cartón mojada de los bordes por la lluvia, aun con el arma en alto, abrió la caja.

-Pero cojones... - murmuró estupefacto. Armando guardo el arma, aun sin creerse lo que sus ojos estaban viendo se agachó, tomando la manta que le cubría le acercó a su pecho.

Armando había pasado por mucha cosas en su vida, y había presenciado actos de total crueldad para saber que el ser humano era capaz de hacer cosas inhumanas. Pero esto era pasarse de la ralla. Miro a su alrededor esperando ver a alguien o encontrar algo que le diera información pero nada.

Cerrando la puerta detrás suyo, se dirigió a su habitación con rapidez, procurando no hacer movimientos bruscos. Poniendo la manta en su cama, abrió uno de sus cajones y sacó una camiseta enorme, retirando la manta húmeda, le desvistió.

Armando aún trataba de asimilar lo que estaba pasando, creyendo que se trataba de un sueño o de una pesadilla. Pero cuando le tocó y su dedo fue atrapado, sabía que no era un sueño y que todo era real.

Ahí en su cama yacía un bebé, un puto bebé de no más de 6 meses. Con sus brazos alzados mientras apretaba su camiseta entre sus pequeños dedos. Armando sintió su corazón contraerse ante la idea de que alguien abandonará a un ser tan indefenso a su suerte.

Unos pequeños sollozos le al‍ertaron, el bebé le miraba con sus intensos ojos azules, que poco a poco se llenaban de lágrimas. - Tranquilo, tranquilo... Shh - habló bajito, tomando al bebe en sus brazos se recostó en la cama con él infante a su lado.

El bebé se removió, alzando sus pequeños bracitos hacia él, acercando su mano acarició el cabello lacio y al parecer rubio del menor. Armando observó como el bebé bostezaba y en un segundo ya se encontraba dormido, acurrucado a su lado.

Suspiro y miró al techo de su habitación, con una mano sobre la espalda del bebé se permitió dormir un poco.

Sus ojos se abrieron nada más el primer rayo de sol entró por las cortinas, sintiendo su boca pastosa y reseca, se levantó. Limpiándose la cara, como un balde de agua fría lo recordó. Girándose rápidamente vio al bebé durmiendo boca abajo.

REBORNPLAY & INTENABO AUWhere stories live. Discover now