11. fourth of July

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❘❙❚ ISSUE #11 ░░░░ VOL. 2
❛ CUATRO DE JULIO 


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                     Rosie tenía entendido por las novelas que había leído que las demostraciones de afecto en público llamaban una atención negativa, en especial a las mujeres. Los besos, cómo los que Ben le daba sentados en un banco de la plaza, deberían de guardarse para la intimidad. En la sala de convivencia o en su habitación eran ellos dos, nadie los observaba y nadie los juzgaba, pero en aquél pueblo, las personas reparaban más de una vez en los jovencitos.

      —¡Y ésta es la generación del futuro! —murmuraba un anciano en un bastón que pasaba por delante—. ¡Jódanse!

      —No debe tener una linda chica para besar cuando regrese a su casa —dijo Ben burlándose, disfrutando de cada persona que los había mirado con segundos ojos.

      —¿No estamos llamando la atención? —Comenzaba a sentirse paranoica, esperando que un tanque militar irrumpiera en medio del pueblo.

      La mano de Ben aseguró el agarre en su cintura estremeciendo el corazón de la joven como un peluche. Se acercó lo suficiente para respirar el perfume floral emanado de su cabello y las gotas de vainilla que la señora Galler colocó detrás de sus orejas.

     —Si alguien arruina mi día, habrá sangre.

      La calurosa ráfaga de verano dio comienzo a la unión de sus labios. Habían progresado desde la primera vez. Aprendieron a coordinarse y animarse a sumergirse en el contacto físico, algo que eventualmente pasaría. Cada vez que Ben la besaba, sentía su corazón saltearse un latido. Esas mariposas en el estómago aparecían alborotando todo su cuerpo. Ya no sabía si era una reacción innata o producida por su mente. A Rosie le gustaba sentir el parsimonioso acercamiento y colocar sus manos en el cuello de Ben, enterrando las yemas de sus dedos en su cabello. De esa forma olvidada las partes oscuras que asaltaban a Ben, se concentraba en las bonitas, en las que lo hacían parecer como un rey de cuentos de hadas. No había respiros largos entre besos, solo una pequeña pausa para mirarse a los ojos y volver al principio de la historia. El sabor a jugo de naranja le recordaba al niño que alguna vez fue.

      —Ben —murmuró contra su labio, una súplica urgente.

      —¿Qué? —No se detuvo, nunca quería hacerlo. Si fuera por él se la pasarían una tarde entera besándose. Le mordió su labio inferior y, luego, se enfocó en darle caricias al de arriba.

      —Vamos a perdernos la luz del día, quiero ver el resto del pueblo.

     Por fin se separó, no sin antes dejarle un leve beso.

TOXINA | THE BOYS  //  SOLDIER BOYWhere stories live. Discover now